El estoico

El chico de los ojos cafés no sabía ni qué hora, ni qué fecha, no sabía si sol o luna, menos sabía si vivía, si moría o si soñaba. Entre nubes una chica se acercaba, perforaba su vena y el suero viaja por el tubo transparente hasta sus venas casi invisibles. Intentaba mover los deditos de sus pies, pero no sentía ni siquiera la respiración como suya, no sentía ni siquiera la brisa oscilando de lado a lado en sus mejillas, ni el perfume de la chica, no sentía ni la aguja ni el suero, ni la vida ni la muerte, ni el sueño. Leer más