Autor: Amarilla Martin´s
Péndulo
En medio de la noche y de las montañas, el hombre de los lentes, chaleco negro y camisa blanca cantando sobre las guitarras, tiples y bajos ayúdame, ayúdame… Casi como un cántico religioso que súplica a Dios algún tipo de redención, tomó unas tijeras y se cortó su trenza…
Dicotomía del ocio
Hace un tiempo leí un ensayo pequeño sobre el ocio y la expropiación individual. Debo admitir que me sentí atraída por este título porque el ocio más que un derecho es una cárcel cuando excede lo necesario. Me explico, el ocio más que un tiempo para dedicar a sí mismo trae consigo batallas mentales propias ‒como esos días en que uno se encuentra frente al plano desnudo de uno mismo, y con la inmensidad del tiempo cuando no se ocupa el cuerpo en nada más‒; yo siento el ocio como esa sensación de que las paredes son ese tú mismo que no has querido enfrentar, conocer o profundizar, no solo las paredes, también el suelo, el techo, las canciones, los olores, las sensaciones… en fin; creí que ese escrito de Sereno di Giovanni estaría orientado de ese modo, hacia la posibilidad de en ese tiempo de ocio, separarse de uno mismo, salirse por un momento de sí y verse desde otro ángulo a ver si en alguna cosa se puede encajar o si se puede descifrar un poco de esa masa pegajosa de carne y tripas que tiene un sentir que lo hace diferente a las otras masas.
La hora es ahora
Son los minutos, los segundos, los relojes, el tiempo,
Son antinomias, tesis y antítesis,
Caminar sin detenerse, llevar un paso constante, un movimiento regular, exacto y parejo y sin embargo regresar… regresar a la una, dos o tres de la tarde, aunque no se sepa a dónde es que se regresa
El estoico
El chico de los ojos cafés no sabía ni qué hora, ni qué fecha, no sabía si sol o luna, menos sabía si vivía, si moría o si soñaba. Entre nubes una chica se acercaba, perforaba su vena y el suero viaja por el tubo transparente hasta sus venas casi invisibles. Intentaba mover los deditos de sus pies, pero no sentía ni siquiera la respiración como suya, no sentía ni siquiera la brisa oscilando de lado a lado en sus mejillas, ni el perfume de la chica, no sentía ni la aguja ni el suero, ni la vida ni la muerte, ni el sueño.
El arte en apuros
El arte es la destreza en la que el ser humano expresa con fines estéticos las visiones sensibles, ideas, emociones, percepciones y sensaciones acerca de su realidad ‒o de la imaginación‒ en formas bellas, en obras artísticas; emplea para tal realización la materia, la imagen o el sonido. Ahora bien, los elementos que el artista emplea para sus creaciones son tomados del mundo en el que se encuentra, aquello que su propio medio le ofrece; es decir, un artista toma la inspiración de su obra, de la realidad en la que se encuentra y toma de esta misma los factores que permiten su producción.
Ya no es esa realidad
Wittgenstein introduce la noción de juegos del lenguaje, con los cuales hace referencia a que el significado de las palabras y las expresiones ya no sugieren una correspondencia con objetos de la realidad, sino que depende del uso que se le dé al lenguaje. Se desdibuja en esta filosofía la relación fija entre el conocimiento, la mente y la realidad humana, y se incluyen las comunidades, sociedades y grupos humanos específicos y particulares que puedan encontrarse en el mundo; cada uno de los usos que cada una de las comunidades y demás realicen del lenguaje es llamado juego del lenguaje.
Cuarzos y bares
Esta noche ella ha llegado con el cabello extrañamente peinado,
sus rizos dorados están exactamente donde los acomodó esta mañana antes de salir y su perfume a rosas no se encuentra contaminado de los humitos verdes que penetran los domingos justo a las 4:20 de la tarde. Viene radiante, abre la puerta y se vislumbra como rayo de luz en medio de las nubes grises de la ciudad. Por primera vez sus ojos grandes y cafés vienen brillosos y atentos, sus pupilas no se
dilatan más que por la oscuridad de la habitación y al parecer el viento no ha golpeado con suficiente fuerza sus mejillas; sonríe, después de tantos años de nuevo sonríe.
Colombia fuera de la caverna
A lo largo de la República, se plantea lo que sería la ciudad ideal y, allí, Platón considera que la mejor manera de que los presos de la caverna—aquellos que solo ven sombras—asciendan hacia las figuras reales, sea por medio de la educación del alma y de las virtudes; sin embargo, actualmente, la manera de educar se encuentra bastante sesgada en varios sentidos.
Más allá de cuadros y museos
Yo considero que para apreciar cualquiera obra de arte, hay que ir de la mano con los sentimientos estéticos y los sentimientos trascendentales o sensibles de la misma; se ponen los ojos sobre la obra de arte en tanto composición, en tanto técnicas y resultados obteniendo de ella una percepción sensorial que da paso a una satisfacción (o no) artística; sin embargo, no termina allí el proceso de apreciar una obra de arte, no solo se trata de poner los sentidos en ella y evaluar su composición; apreciar una obra de arte requiere poner una conciencia crítica sobre ella.
La importancia de las descripciones en el autoconocimiento
La pregunta por “¿quién soy?” la ha tenido al menos por segundo cada uno de los seres humanos que ha existido. Sin embargo, ir a buscar la respuesta puede llevarnos a un camino tormentoso lleno de ontologías y más dudas que respuestas. Somos seres sociales, por ello quiero encontrar la respuesta desde el lenguaje, desde el Yo y desde los Otros. En esta columna veremos cómo la definición lógica de descripción nos da pistas de lo que somos en tanto sujetos perceptibles.