¿Qué si somos? ¡Somos!

Todo porque la decisión de estudiar filosofía (o cualquier otra profesión) ya implica un montón de juicios, con emociones, con razón, incluso con la sospecha del ojo social; entonces, ¿por qué quedarse cortos al decir que somos filósofos? Posiblemente no se admita que somos filósofos tan fácilmente como un médico o un abogado con un título en sus manos; claro, habría que esperar el primer procedimiento, como una cirugía o un litigio, pero en el caso del filósofo ¿cuándo se llega a serlo? Leer más