Estoy en el suelo, a mi alrededor tengo cientos de pinos que se alzan imponentes ante mi. Me siento tranquilo, no siento preocupación por el futuro próximo a llegar, todo parece pasar en cámara lenta. Estoy acostado, tan relajado como nunca lo había estado en mi vida, hasta me parece irónico que en este momento lo único que sienta sea tranquilidad. Tengo mi mirada hacia el cielo, alcanzó a ver el color celeste entrar entre lo espeso de los árboles, debe ser medio día, sí… creo que es medio día.
Cierro mis ojos por un instante, pienso en todo lo que me ha pasado estos últimos días y creo que este no era el final que tenía pensado para resolver mis problemas. Pero, necesitaba escapar, necesitaba desaparecer de todo; creo que lo lograré muy pronto aunque no debí hacerlo de la manera en que lo hice, fue un error.
Mi corazón comienza a latir lentamente, me está abandonando. Todo está oscuro, estoy sumergido en mis pensamientos, la vida me pasa entera en un solo instante. En mi rostro se dibuja una pequeña sonrisa, saber que estoy en este lugar, en esta situación particular, no tengo miedo de lo que pasará, estoy listo.
Abro mis ojos e intento mover mi cabeza hacia el lado izquierdo; no siento mucho mi cuerpo esto tal vez sea sentir la tranquilidad extrema, aunque hay un frío que me recorre y me entumece. Logre girar mi cabeza, al inclinarla un poco pude verlo todo claramente. Mientras se perdía el color celeste de mi vista, un color escarlata relucía de mi entorno, era bello a la vez que escalofriante. Sabía perfectamente lo que significa un charco escarlata rodeando mi cuerpo… sé bien que todo está por terminar. Ya no recuerdo como terminé en este preciso instante, realmente no me importa, sé que estaba corriendo, estaba huyendo, pero, ya no tengo por que hacerlo.
En mi mente el único ruido que recorría es el de mis pensamientos, el exterior se había callado por un momento para dejarme en una conversación conmigo mismo. “Este es el final” es lo único que logré pronunciar, aunque con gran dificultad. Estas serán mis líneas finales, el pensar como estoy entre unos pinos, en la tranquila naturaleza, sin miedo a lo que pueda venir en unos cuantos instantes. Todo es tranquilidad al final, sé que no debí haber hecho lo que hice. Tuve las peores decisiones al final, pero me llevaron a este momento de total tranquilidad. No estoy en paz conmigo mismo, pero estoy lo suficientemente satisfecho por saber… saber que estoy en un buen lugar para descansar.
¿Cómo referenciar?
Solarte, D. Brayan. “Un buen lugar para descansar” Revista Horizonte Independiente (columna literaria). Ed. Nicolás Orozco M., 30 may. 2020.Web. FECHA DE ACCESO
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