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Sin nombres 

11:56 pm, 11:57 pm, 11:58 pm. Veo el reloj y sus números ir cambiando rápida o lentamente, todo depende de mí estado de ánimo. Muchas combinaciones de números han pasado tanto en mi reloj como en mi calendario. Enciendo un cigarro y me levanto de mi silla, camino hacia la ventana de mi apartamento que hacia la calle, está lloviendo, no es una lluvia descontrolada, es una lluvia uniforme como si fuera parte de un efecto de alguna película sin presupuesto. Mi cigarrillo se consume, pasa un minuto, dos minutos, tres minutos antes que me aburra del cigarrillo; la sangre brota a través de tos, ya son muchos años de lo mismo sin cura. Camino y sigo pensando, recordando mi vida, nada mejor para estos momentos tan propios de la modernidad llamados crisis que un río de recuerdos llegando a mí, recuerdos que me hacen pensar en aquella última vez que decidí huir a mis sentimientos. Ahora el recuerdo se hizo presente.

Ahí está él y aquí estoy yo… ya no sé qué sea parte de la imaginación o realidad, pero todo lo tengo en mi mente proyectándose: es la primera vez que uso un traje para algo que no sea una entrevista de trabajo, aunque amo los trajes vestidos por otras personas odio como lucen en mí. Algo más que no acostumbro hacer es entrar a una iglesia, después que decidiera no hacer mi confirmación y abandonar la religión, tal vez ahí es el punto en que comencé a sentirme tan vacío; aun así aquí estoy (estuve) sentado dentro de una iglesia, estoy lo más cerca que puedo a la puerta, aunque no logro verlo detalladamente, sé que él también está aquí, quiero saludarlo pero tengo miedo, miedo de lo que pueda pasar y lo que ya pasó, es por eso que si necesito huir no tendré que correr mucho. Aun así, no puedo dejar de verlo, tantos sentimientos en mí que se revuelven, aunque lo veo y no aparto mi mirada de él, no la siente, es tan difícil ver que está relativamente tan cerca de mí, pero absolutamente lejos. No puedo hablar hoy con él por el miedo, pero solo hace unos días no parábamos de hablar al habernos encontrado en un bar de la ciudad.

Ahora el pasado de mi pasado me hace recordar su presencia: Él estaba tocando ahí junto a su banda, a pesar de la distancia que en algún momento pudimos tomar, aún éramos muy buenos amigos que disfrutaban de algunas cervezas y largas conversaciones después de que se bajaba del escenario —siempre he pensado que su voz era única al canta— algunas veces escuchaba el efecto de una doble voz al tiempo y comencé a creer que era él y su demonio cantando sus más profundos dolores y miedos, eso era lo que le daba su encanto.

Como siempre después ese día estábamos conversando, tomando cervezas y viendo cómo los clientes del bar se iban y nosotros seguíamos ahí estando solo afectados por el alcohol que bebíamos. Fue agradable esa charla, recordamos juntos nuestra infancia, nuestras locuras como trepar árboles, el fútbol de barrio, salir en bicicleta y competir por quién llegaba primero al otro lado de la cuadra, todo fue una competencia entre los dos. Tantos recuerdos que pasaron por esa mesa casi a la par de las cervezas que tomamos, no podíamos dejar de sentirnos nostálgicos, alegres y algo viejos por tantas anécdotas que teníamos, esa charla fue distinta a lo usual, había algo que me hace recordarla más que muchas otras charlas.

El bar ya iba a cerrar y éramos los últimos clientes, sin más decidimos pagar y salir al frío de la madrugada, para abrigarnos decidimos fumar un par de cigarrillos y caminar sin rumbo aparente, faltaban unas horas antes del amanecer y nosotros caminábamos por la ciudad fantasma, algunos carros pasaban, algunos taxis paraban para preguntarnos si íbamos hacia algún lado y solo respondemos que no. Él, me contó muchos detalles que no sabía, muchos momentos que se unen para contar una historia lineal de su vida, yo no quise hablar de mí sentía que él quería ser escuchado más de lo usual.

En un punto de la conversación decidí preguntarle si me estaba contando todo porque quería escribir una autobiografía y luego hacer una película de su camino a la fama, ambos comenzamos a reír como nunca, solo éramos dos amigos ebrios caminando sin nada más que hacer. Cuando paramos de reír hubo un silencio algo incómodo que fue interrumpido por otra de sus frases diciendo: “quería que mi historia sea contada y escuchada” esta vez ambos sonreímos y le conteste: “siempre puedes contármela y la escucharé mientras invites más cervezas”. Después de decir eso él me abrazó y me dio unos golpes en la cabeza luego me empujo riendo y diciendo que definitivamente éramos dos alcohólicos.

Después de caminar por algunas horas decidimos sentarnos en un parque —ya estaba saliendo el sol— ninguno tenía sueño sólo nos quejábamos que no había dónde comprar más cigarrillos. Estuvimos contemplando la madrugada, habíamos sumado otro día más en nuestras vidas, otra memoria para recordar en un nuevo reencuentro. 6:30 am, la ciudad está activa de nuevo, vimos como los carros iban aumentando, cómo las personas salían con sus mascotas a correr, estaba comenzando un nuevo día y nosotros seguíamos en el día anterior.

Él recibió una llamada y se alejó un poco de donde estábamos sentados, comenzó a cambiar su expresión a cada segundo que pasaba de esa llamada, no sé qué paso en ese momento solo que la burbuja explotó y volvimos a sentir el tiempo correr y nuestra realidad volver. Cuando terminó la llamada quedamos en silencio, ya no tenía esa expresión de tranquilidad sino de preocupación, intenté preguntarle qué había pasado y él solo respondió que nada, que solo era un problema que había surgido, le dije que podía contarme pero en respuesta solo dijo que ya era de día y debía hacer algunas cosas que aún tenía responsabilidades que cumplir, todo lo decía con una sonrisa fingida en su rostro.

Lo acompañe mientras tomaba un taxi no hablamos solo estábamos ahí quietos, viendo el horizonte y cada uno pensando, aprisionados en nuestras mentes, cuando por fin se detuvo un taxi vacío, él me abrazó de nuevo, esta vez también lo abrace, duramos algunos segundos así, él se despidió y yo solo pude decirle que esperaba por el próximo concierto para poder vernos y seguir con la tradición, él no respondió solo me vio y se despidió con la mano, el taxi arrancó.

Mi mente vuelve al recuerdo donde no pude hablarle. Todo lo que pasó, todo lo que nos dijimos y hoy no hablamos. No sé si la llamada que recibió era de gran importancia, no sé sobre que fue la llamada, si recibió una mala noticia o si era simplemente una tontería. No lo sé y no lo puedo saber, él está allá y yo aquí, quiero hablarle pero no puedo, el miedo me petrifica. Todo cambio, no esperaba estar en esta situación, sufriendo por no poder hablar con mi amigo, por su ausencia. Tan cerca pero tan lejos, en esta iglesia, no puedo quitarme esa frase de mi mente, solo pasó media hora desde que entré aquí, decidí pararme y salir de ese lugar, me sentía vacío y solo me acompañaba mi miedo, esa fue la última vez que pude verlo. Una vez salí de ahí sabía que no podría volver a verlo, a tomar con él, nada sería como lo fue, fui cobarde y solo huí. Tenía miedo de hablarle a alguien que no podía responder y ese miedo hizo que mi despedida fuera lejana y que aún me arrepienta de ese día.

Cuantos recuerdos que lograron pasar por mi mente en unos solos minutos… son las 11:55 pm, tal vez el tiempo tiene demasiada importancia por eso deseamos con tantas fuerzas poder manipularlo a nuestro antojo. No sé por qué recuerdo todo esto, últimamente me siento muy nostálgico y cada vez creo que esa voz que me acompaña logra hablar más fuerte y un poco más claro, ha pasado mucho tiempo desde la última vez que pude hablar con mi amigo, lo extraño mucho en este punto de mi existir. Ahora que lo pienso esa voz siempre ha sonado familiar, casi como recuerdo era su voz, tal vez me está hablando para volver a vernos y poder contarme su vida, eso o simplemente la edad está jugando con mi pobre mente; puede que solo esté cansado de seguir. sea como sea solo espero que mi historia sea también escuchada, tal vez sea buena idea si escribo todos mis pensamientos, así escucharan dos voces, o tal vez solo deba dejar todo aquí en mis pensamientos, no lo sé…11:56pm, 11:57 pm, 11:58pm.

¿Cómo referenciar?
Solarte, Daviam. “Sin nombres” Revista Horizonte Independiente (columna literaria). Ed. Friedrich Stefan Kling, 3 jun. 2020. Web. FECHA DE ACCESO

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