Gutenberg no inventó la primera imprenta. Tampoco fue el primero en inventar una imprenta de tipos móviles. Ni tampoco el primero en dar con una imprenta metálica de tipos móviles. Para dar con los orígenes de todas estas invenciones necesitamos irnos al otro extremo de Eurasia. Así que abramos esas páginas de la historia que en estos lados del mundo no suelen hojearse.
El primer volumen nacido de las entrañas de una imprenta —o más bien el primero del que se tenga noticia— fue una copia del Sutra del diamante, por allá en el año 868. La primera imprenta era una máquina construida en madera. Por cada página debía confeccionarse un bloque entero, de manera que no resultaba demasiado práctica. Eso cambió, no obstante, con la invención de los tipos móviles.
Fue precisamente Bi Sheng quien hacia el siglo XI inventó la primera imprenta de tipos móviles. Bi construía varias piezas de arcilla, cada una con un carácter grabado. De cada uno hacía varias piezas, de modo que pudiera usar el mismo carácter cuantas veces hiciera falta en la misma página. Luego disponía los caracteres necesarios en bloque sobre una lámina de hierro, los rodeaba con un marco del mismo material, los mojaba en tinta y finalmente los presionaba sobre una hoja de papel para así obtener una página impresa.
Ya hacia el siglo XIV Wang Zhen perfeccionó el invento de Bi Sheng. En lugar de arcilla, utilizó madera para confeccionar los tipos. De este modo imprimió su Libro de la agricultura en 1313. Además, Wang reporta que otros impresores experimentaron con latón para fabricarlos. Por él y por varias otras fuentes se tienen noticias de que la impresión se utilizó extensivamente en China durante varios siglos. De hecho, se imprimieron más libros en China que en el resto del mundo hasta bien entrado el siglo XVIII.
Sin embargo, los tipos en madera tenían el problema de que se desgastaban fácilmente por la humedad que absorbían de la tinta, mientras que el latón resultaba un material inadecuado para la tarea de impresión. Requirió un esfuerzo más para superar estos problemas y perfeccionar la fabricación de los tipos. Eso sí, esta innovación no surgió en China… Pero tampoco en Alemania.
La primera imprenta de tipos móviles metálicos vio la luz por primera vez en la pequeña Corea. El crédito le corresponde a Bae Gun, quien la utilizó en 1377 para imprimir un tratado conocido abreviadamente como Jikji, y cuyo título completo traduciría “Antología realizada por el monje Baegun de las enseñanzas de los sumos sacerdotes sobre la identificación del espíritu de Buda mediante la práctica de Seon”. Infortunadamente la mayor parte del texto se ha perdido.
¿Y Johannes Gutenberg? Si no fue quien inventó la primera imprenta metálica de tipos móviles, ¿cómo fue que dio con su propia versión? Es una historia incierta. Se especula que Gutenberg habría terminado replicando por su cuenta el invento de Bae Gun a partir de la técnica de la xilografía, a partir de sus intentos de perfeccionarla. La xilografía habría llegado a Alemania desde China en el siglo XV, así que esa es una posibilidad. Ahora bien, dada la intensidad del comercio en medio de los dos extremos del Viejo Mundo en aquella época, no es impensable que Gutenberg haya tenido conocimiento de las imprentas chinas o coreanas. La verdadera innovación del alemán consistió en fabricar imprentas de bajo costo y comercializarlas tan hábilmente como para ponerlas en manos de muchas personas en pocas décadas. Más que un inventor original, fue un gran difusor. Lo cual, en todo caso, no es poco mérito: su máquina ayudó a difundir ideas reformistas en religión y en filosofía a una rapidez tal que la Iglesia acabó perdiendo el monopolio sobre la difusión del conocimiento en Europa occidental.
¿Cómo referenciar?
Barbosa Cepeda, Carlos. “¿Seguro que conoces la historia de la imprenta?” Revista Horizonte Independiente (¿Y qué tal si?). Ed. Nicolás Orozco M., 18 sept. 2022. Web. FECHA DE ACCESO.
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