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Privilegios y la meritocracia 

Es fácil llegar a escuchar dichos como “el que es pobre es porque quiere” o “para salir adelante hay que trabajar más que los demás”. Estas frases parten de un pensamiento colectivo como lo es la meritocracia, en palabras coloquiales: el que más se esfuerza es el que más obtiene. Pero este pensamiento es muy idealista, en la medida que no toma en cuenta los contextos de las personas, simplemente toma como principio que todas las personas nacen en igualdad de condiciones, la única diferencia será la preparación y el esfuerzo que cada persona haga para salir “adelante” en la vida. Lo anterior lo encuentro totalmente problemático porque no se puede negar una verdad, que aunque es polémico hoy en día, es una verdad y es que los privilegios existen en nuestras sociedades.

Una persona de escasos recursos no puede competir en igualdad de condiciones contra una persona que posea los recursos, sea de manera heredada o demás. Si hablamos solo en términos económicos tendríamos que pensar que una persona que nace con escasos recursos deberá ir construyendo un capital con el cual podrá trabajar o invertir -esto en dado caso que logra conseguir trabajo y demás factores.

En contraposición, una persona que nace ya con recursos por diversos factores, podrá tener el capital para trabajar e invertir, sin gastar mayor parte de su vida buscando ese capital. Es así que en el ejemplo podemos ver un privilegio, el factor económico, y así como esta esté hay muchos más privilegios que las personas han ido obteniendo. Si se tiene dinero, entonces tiene mayores posibilidades de entrar a las mejores ofertas de educación y capacitación. Si no se cuenta con el dinero entonces las posibilidades a la educación son reducidas, y hasta eliminadas en ciertos casos, por lo que sería otro factor relevante a la hora de medir el “progreso” de una persona. Con estos ejemplos quiero exponer que los privilegios son una realidad que no se puede ocultar, por tanto, pensar que las oportunidades serán las mismas para todas las personas es creer inocentemente, o en auto-convencimiento, que el esfuerzo es la única variable para el progreso de una persona.

Para poner un ejemplo real, en caso de que lo anterior pueda no convencerlos, yo soy una persona que cuenta con el privilegio de haber nacido en un hogar de clase media alta. Mis padres lograron progresar lo suficiente para mantener una estabilidad acomodada en una pequeña ciudad de Colombia, esto durante mi infancia. En dicha ciudad fui a un colegio público, donde escuchaba a compañeros que no tenían dinero para las onces o que ni siquiera habían desayunado, yo en cambio había tenido un muy buen desayuno preparado por mi madre y tenía dinero para comprar algo en el descanso. ¿Pueden decir que mis preocupaciones eran las mismas que mis compañeros?

Mis distracciones en el colegio era por conversar con otros compañeros, la de aquel compañero que no desayuno era el hambre y salir del colegio a trabajar. Cuando me cambié de ciudad, accedí a un colegio de educación privada, la situación era muy distinta, nunca llegue a escuchar de un solo compañero que no hubiera ido a estudiar sin desayuno porque no tenía para comer, es decir, en aquel colegio privado se había eliminado un factor de distracción, el hambre, así que ¿aún pueden decir que no hay diferencia entre un contexto y el otro? Sí aun con esto no están convencidos de la existencia de los privilegios quisiera decir que admiro su actitud positiva o su creencia de que el esfuerzo es el único factor a tener en cuenta. Ahora, con mi motivación no es solo exponer la existencia de los privilegios, hay muchos estudios y escritores mucho más versados en el tema, mi motivación se dirige a mostrar a aquellos que poseen los privilegios que no se trata de ocultarlos. Ciertamente las personas que tienen una opinión crítica social lo que menos quieren es que se les enmarque en una posición de privilegio, pero es la realidad. Muchas personas, en las que me incluyo, tenemos esos privilegios que se nos fueron otorgados de una u otra manera, no podemos ocultar esa realidad sino visibilizarla de manera consiente -con esto no quiero decir que debemos idolatrarnos o sentirnos vilmente orgullosos, sino que ocultar la realidad significa dar posibilidad a que las cosas no cambien, la visibilización y la crítica ante estos fenómenos debe ser una herramienta para evitar su continuidad.

Se trata de aprovechar dichos privilegios no en pro individual, sino buscando apoyar de distintas maneras a aquellos que no han tenido los privilegios, se trata de ayudar verdaderamente en la apertura de nuevas posibilidades, pero todo esto desde una perspectiva crítica. Después de todo, la pregunta siempre debe ser ¿cómo ayudaras con tus privilegios? o seguirás pensando que todo es cuestión del esfuerzo en una “meritocracia”.

¿Cómo referenciar?
Solarte, Daviam. “Privilegios y meritocracia” Revista Horizonte Independiente (columna politica). Ed. Nicolás Orozco M., 30 may. 2020. Web. FECHA DE ACCESO

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