Existe un hábito en las facultades de economía de poner como tarea leer, escribir ensayos, reseñas, debates sobre el libro: El mercader de Venecia. Si el lector busca en su motor de búsqueda académico de su preferencia podrá leer múltiples escritos sobre la relación entre las vicisitudes de la obra y el estudio económico. Que si la usura, que si el dinero y su relación contractual, que si el comercio… yo elegí la otredad.
Empecé dónde debería, el nombre. La primera versión impresa de la obra apareció en el año 1600 con el título: The Comical History of the Merchant of Venice. El mismo autor clasificaba la obra como comedia. A parte, define al personaje principal como el mercader, dos narrativas que posteriormente han sido cuestionadas y deconstruidas (y reconstruidas) por la tradición crítica.
Una de las estructuras primordiales tanto en la comedia como en la tragedia es la Self-cancellation. Los temas que finalmente se ven enfrentados dialécticamente en la tragedia pueden tener características comunes. Virtudes heroicas que finalmente llevan al personaje a su terquedad trágica, motivaciones que al final se estrellan con motivos igual de legítimos, conflictos consigo mismo. Esto último marca una diferencia con la comedia donde es en el mundo donde ocurre el conflicto, en las situaciones y personajes. Algunos de estos patrones determinan la definición; aunque no siempre exclusiva, de lo trágico y lo cómico.
Hegel en el Sistema de las artes las encapsula dentro de la “poesía dramática”, donde los personajes de la comedia “…terminan destruidos por la propia inflexibilidad de su carácter u obligados a aceptar la reabsorción de esos fines en una unidad armónica superior”. En contraposición a la comedia “donde es la risa ‒y no la catástrofe‒ la que permite elevarnos por encima de las contradicciones y solazarnos en su insustanciabilidad”.
Pero frenemos un poco, ¿por qué el nombre?, ¿por qué analizar si es comedia?, ¿por qué economía?. Hablando del nombre podemos decir que lo que se nominaliza también es una declaración de intereses en la mínima medida una afirmación. Y sobre la comedia parece que caracterizarla como tal sugiere un vacío en lo trágico. Y sobre la economía podemos decir que en la obra, lo no nombrado, la otredad, sea casi lo mismo que en la ciencia económica.
El personaje, relegado por el título, donde recaen todas las miradas es Shylock. La mayoría de las revisiones críticas se han enfocado en él. A partir del libro “The Merchant of Venice: Shakespeare: The Critical Tradition” Vickers y Backer reúnen un compilado de ensayos y críticas de la obra a través de los años. En más de la mitad de los títulos recopilados hay una mención directa o indirecta a Shylock, siguiendo otro personaje marginado por el nombre de la obra: Portia.
Para que funcione como comedia el personaje de Shylock debe ser representado con el fin de que los espectadores no se sientan identificados en él, debe ser una contraposición simple. Debe ser, en pocas palabras, donde recaigan las risas. Pero, si de alguna forma u otra, queriendo o no, construido por la representación teatral posterior o dentro de la misma obra se ve a Shylock como: ni contraposición, ni mucho menos simple se cae el telón de la comedia. Y, por consiguiente, la segunda palabra del título.
The merchant. Comedy. El judío, la mujer. Tragedia.
La disertación académica se ha visto más atraída hacia los personajes que están en una frontera. Los venecianos, humanos, cristianos están en un segundo plano. Se alzan las mujeres, los monstruos. Se ha disuelto la comedia donde los humanos en sus variopintas situaciones se chocan resolviendo en su libertad, dando un final agradable. Se abre paso la tragedia, donde los personajes delimitados por un supuesto destino caminan, aunque con todas sus fuerzas resistiéndose, a su invariable lugar. Donde por más que quiera pertenecer al lugar humano su definición y lugar lo detienen.
Shakespeare escribe a Portia. Salvadora de la historia humana/cristiana. Pero sólo cuando se disfraza de humana: un doctor de ley civil con un libro en la mano.
Nerissa. ‒¿Y ellos nos verán
Portia. ‒Si, Nerissa; pero de tal forma que van a pensar que tenemos lo que nos falta…
Tanto Portia como Shylock representan comunidades excluidas. A su vez, son y han sido figuras claves en el engranaje económico de la sociedad. Los judíos, victimas de uno de los genocidios más grandes y meticulosamente planeado, racionalizado. Hommo œconomicus. Las mujeres, como uno de los sectores más invisibilizados, una deuda de vida frente a uno de los sectores más grande de la sociedad encargado de la reproducción social. Siguen siendo una otredad en la línea predominante de la economía (sino en todas). Un grupo que se ha convertido en una mercancía de un patriarcado social. Sólo cuando se disfraza, cuando cumple con los estándares de la sociedad, puede subir la escalera; una Girlboss sigue siendo boss. Y aún cuando se intenta desprender un poco siempre será un objeto de explotación de un Hommo œconomicus.
El otro siempre ha sido un punto de debate. La constitución de lo que hace parte de la otredad define lo que somos, es en el otro donde podemos diferenciarnos y concebirse. Lo no-humano es un concepto que no solo es biológico sino de una gran importancia epistemológica, ontológica y económica. Cuando definimos lo que no somos también ubicamos nuestras prioridades, metas y objetivos. Escogemos a nuestro protagonista, el personaje principal de nuestra historia. La economía ya sea… satisfacer necesidades, gestionar recursos, alcanzar condiciones materiales de bienestar; siempre es… humanas, de sociedades e individuos, a través de la actividad social e individual. Lo que se gestiona, consume, produce, distribuye, circula es lo no-humano.
Ya sea en la cima o en el abismo. Ya sea como creadora de la fuerza de trabajo o el iniciador del sistema financiero. Ya sea como parte del final feliz de la comedia, o de la agonía de la tragedia. Los dos convergen en un lugar de exclusión económica. Siendo está la problemática: sobre la clasificación económica del humano y su lugar en la sociedad. Siendo históricamente relegados muchos grupos de esta definición y puestos desde la frontera borrosa de Mostrum œconomicus.
¿Cómo referenciar?
Sarmiento Vanegas, Arturo. “Monstrum Economicus” Revista Horizonte Independiente (¿Y qué tal si?). Ed. Maximiliano Niño Delgado, 22 enero, 2023. Web. FECHA DE ACCESO.
Todas las marcas, los artículos y publicaciones son propiedad de la compañía respectiva o de Revista Horizonte Independiente y de HORIZONTE INDEPENDIENTE SAS
Se prohíbe la reproducción total o parcial de cualquiera de los contenidos que aquí aparecen, así como su traducción a cualquier idioma sin autorización escrita por su titular.