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Valentina Drada Velásquez

Estudiante de Filosofía en la Universidad del Valle e integrante del grupo estudiantil En Abstracto

Ciclo II de “Las humanidades en…”

Las humanidades en clave feminista

El feminismo, a grandes rasgos, surge y se va constituyendo como un movimiento social y político gracias a los aportes tanto teóricos como prácticos de humanistas y grandes pensadoras/es a través de la historia. En la actualidad en el campo académico se debe hacer referencia al feminismo como una teoría social, ya que se ha desarrollado en un marco de saberes antropológicos, filosóficos, entre otros y ha brindado elementos conceptuales que posibilitan la comprensión de las diferentes dimensiones y variados aspectos de la sociedad.

La teoría feminista acuñó el concepto de género, lo nutrió de contenido y lo aplicó en su teoría general. Los estudios de género dentro de las humanidades marcaron un punto de inflexión; revolucionaron el conocimiento y las prácticas dentro de los saberes humanistas; posicionaron en la reflexión teórica de las ciencias sociales en general cuestiones como las relaciones de dominación, la jerarquización existente en la sociedad y la asignación de deberes, tareas y espacios en razón de una diferenciación netamente biológica. Sobre la base de este nuevo ejercicio reflexivo, lograron a su vez problematizar la importancia de cuestionarse los legados académicos que se cimientan sobre la base de un orden y un sistema patriarcales y en ese sentido, aportaron para la constitución de nuevas teorías sociales, con el objetivo de lograr cambiar el estado de las cosas en la academia. 

Es importante, aunque redundante, exponer el porqué se habla de patriarcado. El patriarcado a grandes rasgos es un sistema de dominación, como el sistema capitalista. En él se vivencian diferentes prácticas machistas, desiguales, prácticas de discriminación y exclusión que se ven reflejados en la construcción y asignación de los roles de género y los estereotipos, que vienen siendo la forma idealizada de ser esos roles. Lo que promueve y busca legitimar este sistema es la supremacía de unos sobre otros; el establecimiento del hombre, lo varonil y viril, como la norma, tanto en la academia como en los demás espacios de la sociedad, y a la mujer como una alteridad, como eso otro que no entra y sobra al definir al hombre, ella es lo pasivo, mientras él, se caracteriza por la actividad. Los espacios asignados a unos y otros, demarcan también esta desigualdad, a las mujeres se les reduce y delega el trabajo de la reproducción y el cuidado, siendo este es su derecho y su beber, mientras los hombres realizan el trabajo productivo. Este ejercicio en síntesis termina significando una escisión de la humanidad y los sujetos que la componen. 

Sobre la base de lo anterior, se logra entender el porqué existe y persiste, en buena medida, una invisibilización de los aportes femeninos a la teoría del conocimiento. Se mantiene un silencio, y se respira una ausencia del reconocimiento, a través del estudio y la lectura de tan vastos y laboriosos aportes por parte de estas figuras femeninas. Realmente en la academia no existe una neutralidad, muy por el contrario, las dinámicas que se generan y desenvuelven en estos espacios están influenciadas por las determinaciones del mundo político, determinaciones que por lo demás, siguen validando y legitimando esta invisibilización y reducción de lo femenino como lo de segunda categoría. 

Por tanto, se hace imperioso, visibilizar el trabajo académico y conceptual de las mujeres dentro de los saberes humanísticos, fomentar su estudio y lograr que tomen fuerza y madurez; no hay propuesta que permanezca estática, y es deber de aquellos que las heredan en el tiempo, hacer el esfuerzo por revisar y reinventar las propuestas teóricas, aportar en esa constitución dinámica del saber; seguir haciendo un constante volvimiento a los aportes que se han plasmado en el tiempo, y nutrirlos constantemente. Es valioso rescatar, comprender y dimensionar lo que significa el ejercicio de reflexionar y teorizar desde las particularidades de un sujeto social femenino, desde esa condición de ser mujer en el mundo, ya que desde este ejercicio se posibilitan nuevos horizontes teóricos, se vislumbran diferentes temáticas para problematizar o resignificar y reconfigurar sustancialmente aquellas que han sido ya plasmadas. Es en esta situación, en donde se debe reivindicar las humanidades y el ejercicio humanístico con enfoque de género y en clave feminista.

¿Cómo referenciar?
Valentina Drada. “Las humanidades en clave feminista” Revista Horizonte Independiente (Las humanidades en…).
Ed. Stefan Kling, 17 jul. 2020. web. FECHA DE ACCESO

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