Capturaasas
40e85eed-cff1-4671-991f-114ef39f2d4a

La homosexualidad y la naturaleza humana

En la actualidad, la comunidad LGBTI+ se ha hecho cada vez más vocal lo que ha logrado un cambio significativo en pocos años, tanto en la forma en la que la sociedad los/las percibe tanto como en ámbitos legales donde han conseguido derechos que antes hubiera sido inimaginables. Sin embargo, seria una mentira absurda decir que la homofobia ha llegado a su fin, la verdad es que no está ni cerca. Hoy en día el homófobo (muchas veces) intenta esconder sus prejuicios; es fácil escuchar a personas decir algo por las líneas de “no me importa que la gente sea gay, pero que no en público”.

En esta columna, me gustaría analizar un argumento muy popular en contra de la homosexualidad y, en general, de la comunidad LGBTI+. Durante la columna estaré utilizando la palabra homosexualidad para referirme al gran abanico de diversidad que es la comunidad LGBTI+ por motivos de simplicidad. Este argumento tan popular en contra de la comunidad LGBTI+ es simplemente decir que esos comportamientos no son naturales. 

A lo que los defensores de los derechos LGBTI+ han mostrado innumerables argumentos para demostrar que, en realidad, la homosexualidad si es un hecho natural. Ya lo decía Yuval Noah Harari en su famosísimo libro “Sapiens: De animales a dioses”, que todo lo que se pueda hacer con el cuerpo es natural, incluso si se emplea alguna parte del cuerpo para lo que no fue diseñado en un principio de forma biológica, ya que es imposible hacer cualquier cosa que no sea de por sí natural. Da el ejemplo de la boca, pues la boca fue creada para introducir nutrientes en el cuerpo de animales que, de otra forma, no tendrían forma de hacerlo. Sin embargo, también la usamos para besar, para hacer muecas, para dar discursos políticos o para gritarle a la tele el domingo viendo un partido de fútbol. Ahora bien, por más convincente que sean estos argumentos a favor (en mi opinión), cualquiera de las dos posiciones (a favor y en contra) tienen el mismo problema y es que hablar de la naturaleza humana resulta bastante problemático porque, si somos honestos, no existe tal cosa. Nos vemos influenciados tan profundamente por la cultura que es imposible saber con exactitud como éramos antes de que esta existiera. Por lo tanto, quisiera presentar otra defensa.

Quisiera, por un momento, que aquel que esté leyendo estas líneas (sin importar su posición sobre el tema) se imagine que, en efecto, la homosexualidad es un fenómeno antinatural. Pues bien, ahora me gustaría que intente el lector pensar en algo dentro de la experiencia humana contemporánea que sea natural. Es decir, andar en un carro, tener prendas de vestir, vivir en casas o apartamentos completamente amoblados o tomar antibióticos no es algo que se encuentre dentro de la naturaleza. Ahora bien, si es cierto que todas esas cosas se hacen partiendo de materiales naturales, es gracias al ingenio humano que ha logrado manipular la naturaleza a su gusto. Pero un lector atento podría decir “hay cosas que hacemos por naturaleza en la sociedad contemporánea, como ir al baño o tener deseos sexuales” y tendría toda la razón, pero incluso esas cosas no se hacen de forma natural; para ir al baño necesitamos estar en un lugar privado con una porcelana con tuberías lo cual lo hace muchísimo sanitario, por otra parte, al sexo se le han introducido todo un mundo objetos que cambian la experiencia natural, desde condones hasta juguetes sexuales de todo tipo y para todos los gustos.

Para los lectores más escépticos aquí hay les doy otro ejemplo que creo que es más claro: los países. Ningún país tiene barreras naturales que los separen y los mantengan fijos tal y como están, es por eso es que el gobierno de Donald Trump, desde un principio, ha intentado construir un muro en la frontera con México. Además, los países no se mantienen estáticos, a lo largo de la historia sus fronteras han cambiado y naciones han muerto y nacido. Dentro de los países nos encontramos con ciudades, hábitats creados por el humano con la mera intención de separarnos de los peligros que se encuentran en la naturaleza como depredadores y plantas venenosas. Cada ciudad y cada país tiene su propio gobierno, un sistema diseñado para controlar los instintos naturales de las personas y que no hagan lo que quieran y, de esta forma, podamos vivir en comunidad de forma relativamente tranquila.

Entonces ¿tenemos que dejar atrás la civilización como la conocemos hoy en día para vivir como nuestros antepasados más remotos? Pues no, la respuesta más simple es que, el hecho de que algo no sea natural no implica que sea malo o que haya que evitarlo. Los antibióticos tienen sus problemas, han creados bacterias resistentes que son más fuertes; pero, al mismo tiempo han salvado incontables vidas. La vestimenta tiene sus problemas, el sufrimiento de los animales no humanos que viene ligado a toda prenda de ropa que se crea con pieles; pero no seriamos capaces de sobrevivir un invierno sin prendas que vestir.

Los celulares también tienen sus problemas, la explotación de personas en países subdesarrollados que tienen condiciones de trabajo realmente miserables; pero utilizados bien son una herramienta increíble de conocimiento además de que ha vuelto el mundo más pequeño dándonos la posibilidad de comunicarnos increíblemente rápido con cualquier persona. Ahora, podríamos entrar en la discusión de que si los beneficios que nos traen estos objetos compensan todas las partes negativas que conllevan; sin embargo, no me interesa hacer ese análisis en este texto.

Lo que si me interesa es que el lector se dé cuenta de que el hecho de que la homosexualidad sea o no natural es realmente irrelevante y habría que aceptar que, por lo menos, aducir a favor del aspecto antinatural de la homosexualidad no es un argumento válido para desmeritar la comunidad LGBTI+. Es más, de no ser natural se vincularía muchísimo mejor con el humano contemporáneo y además no tiene detrás de si todo un mundo de sufrimiento que, como ya vimos, si tienen otras aspectos no naturales de nuestra experiencia contemporánea.

Pero que el humano viva de forma antinatural no debería ser información nueva para nadie, entonces persiste una cuestión: si estamos acostumbrados a vivir de forma no natural ¿por qué nos precipitamos a juzgar a la comunidad LGBTI+ acusándolos de comportamientos antinaturales? Este es un comportamiento relativamente nuevo, los griegos antiguos (por poner el caso más famoso) estaban acostumbrados a tener relaciones homosexuales y estas se veían como algo normal al punto que los hombres percibían a las mujeres como un medio para poder reproducirse, pero el amor verdadero se daba entre dos hombres. Este cambio de mentalidad homófoba se dio con la llegada y el posicionamiento casi mundial del cristianismo y sus variantes, que ven las relaciones homosexuales como algo indeseable.

Pero hoy en día, la gran mayoría de naciones tienen libertad de religión y aun así las ideas cristianas siguen presentes en un gran número de culturas. Esto ha hecho que las personas sigan percibiendo la homosexualidad como algo que se debe evitar. Por lo tanto, que en un estado laico como supuestamente lo es el colombiano, el hecho de que ideas religiosas sean la base para negarle derechos a un grupo de personas específicas o discriminar ante cualquier persona por su orientación sexual, no sólo es un comportamiento arcaico, es simplemente inaceptable.

¿Cómo referenciar?
Velez, Andrés. “La homosexualidad y la naturaleza humana” Revista Horizonte Independiente (columna política). Ed. Friedrich Stefan Kling, 30 may. 2020.Web. FECHA DE ACCESO

Todas las marcas, los artículos y publicaciones son propiedad de la compañía respectiva o de  Revista Horizonte Independiente  y de  HORIZONTE INDEPENDIENTE SAS
Se prohíbe la reproducción total o parcial de cualquiera de los contenidos que aquí aparecen, así como su traducción a cualquier idioma sin autorización escrita por su titular.