Estiven Valencia Marin

Magíster y Licenciado en Filosofía
Investigador de la Universidad Tecnológica de Pereira

Vol. IV Colección C:2 – C7

Hostilidad étnica en la antigüedad greco-romana

“Está justificado hablar de formas tempranas de racismo
como un fenómeno generalizado en la antigüedad.
Las formas de racionalizar y sistematizar esos prejuicios se ofrecen en la antigüedad”
Isaac. Proto-racism in antiquity.

El término de hostilidad étnica abarca actualmente una amplia variedad de situaciones entre las cuales la distribución de recursos, posesión de territorios, las convicciones religiosas e identidad cultural, entre otras cuestiones, protagonizan tales conflictos. Muchos sostendrán que conflictos étnicos en sí son inexistentes cuando las múltiples dinámicas de diálogo intercultural, en general el reconocimiento de prácticas multiculturales y la globalización, están presentes, pero esto no implica que estén deshechos ciertos prejuicios causantes de conductas ofensivas entre personas nativas y foráneas. Lo cierto es que, aunque se carece de término explícito para lo que se puede entender como prejuicio y discriminación, las intenciones cosmo-politizantes por parte de pocas corrientes de pensamiento en la antigüedad greco-romana no se exoneraron de beligerancias ad intra et extra de las ciudades. De hecho, en el plano geopolítico, los atenienses en sus intentos de extender ideas de un buen gobierno a otras regiones de la Hélade, la anexión de los pueblos extranjeros para el establecimiento de la paz y esplendor en los mismos por parte de Alejandro Magno como de César Augusto desde Roma, supuso la superioridad griega y romana.

Tal superioridad griega y romana, cada una en su momento, sobre la retención de los territorios ya sean objeto de conquista o propósitos de liberación frente a las cruentas incursiones de otras civilizaciones de aquel entonces, tuvieron en la ascendencia pura y el determinismo natural sus criterios de justificación. De este último, en primer lugar, tanto en la literatura griega como en la latina del siglo V a. e. c. existen contenidos que hacen del clima y de la geografía aspectos del ambiente esenciales para el desarrollo físico-corporal y psíquico-disposicional de ciertos grupos poblacionales. Basta con priorizar dicho contenido externalista para suponer la dejación de los rasgos de elección consciente, interacción social, y otros, tan propios de la interioridad humana o al menos cercanos a ella que se tornan fundamentales en el desarrollo humano. Sin embargo, no es de desconocer la participación de factores externos en ese desarrollo, aunque el problema viene representado en el hecho de suponer que de tales factores (buenas condiciones climáticas y geográficas) suceda la superioridad y, por ende, la concluyente inferioridad de ciertos pueblos extranjeros tal cual suponen unos estereotipos étnicos tan recurrentes en la antigüedad.

Para ilustrar este fenómeno de estereotipación étnica, las fuentes médicas y filosóficas como las de Hipócrates de Cos y Aristóteles de Estagira respectivamente, hablan en favor del ya descrito determinismo natural. Así pues, en Aires, aguas y lugares (περὶ αέρων καὶ υδάτων καὶ τόπων), la indolencia y la cobardía (ἀθυμίη καὶ ἀνανδρείη) que a los pueblos pacíficos (ἀπολεμώτεροί) (concretamente los pueblos asiáticos en comparación con los europeos) se debe a las estaciones porque no ocasionan grandes cambios que son los que conmocionan a la mente y al cuerpo de modo que el carácter se vuelva rudo (16, 5). Por su parte, para el Estagirita aquella habilidad e inteligencia (τέχνη καὶ διανοία) que caracteriza al desarrollo político y hace a una capacidad de gobernar a otros no es propio de los países fríos, mas los asiáticos aunque inteligentes y hábiles (διανοητικὰ καὶ τεχνικὰ) son objeto de esclavitud por su parvedad del espíritu (ἄθυμα ψυχήν). El griego, por el contrario, situado en una buena posición geográfica intermedia (μεσεύει κατὰ τοὺς τόπους) tiene tanto espíritu como inteligencia que le hace ser libre (ἐλεύθερόν) y permite mostrar una capacidad para gobernar a todos los demás pueblos (Política VII, 1327b).

En cuanto a la línea histórica, autores romanos como Tito Livio dan continuidad a la idea de ser el clima y geografía rasgos ambientales con efectos definidos en toda persona que nace en una región específica. En su obra Ab urbe condita, la narración sobre el discurso enunciado por el cónsul de turno (seguramente se trata de Julio César, principal implicado en el sometimiento de la región Gala) a sus tropas próximas a la lucha contra los galos invasores del Asia, expresa la superioridad del valor romano frente a la furia de los galos (quantum Gallicam rabiem vinceret Romana virtus). Los que en un pasado lucharon contra los galos, quienes se distinguían por su fama de guerreros (gallos fama belli præstare) y eran temidos, ahora son un pueblo degenerado por las propiedades del suelo y del clima en que se alimentan, además del mestizaje, los cuales no ayudan a la conservación de sus cualidades naturales (XXXVIII, 17, 2-10). Por lo visto, la uniformidad y constancia de condiciones externas a los sujetos de modo que ideales mentales, morales y fisionómicos se materialicen, trae consigo un talante explicativo y despreciativo para con otras cosmovisiones que en el mundo antiguo difícilmente se estimaban.

Ciertamente, y como pueden sugerir vertientes menos reticentes con las formas de comprensión de los antiguos tal cual ocurre con quienes niegan la instauración del odio racial o persecución sistemática contra alios urbis en la antigüedad (Ch. Delacampagne, 1983; I. Hannaford, 1996; George M. Fredrickson, 2002), la dificultad de notar problemas morales y la poca controversia en esos modos de concebir el mundo fue lo que determinó tal pensamiento. Pero, ese supuesto de fijación natural de unos ideales mentales, morales y fisionómicos aceptado por la mayoría no supuso, en últimas, que frente a ello objetaran otros tantos que otearon desde allí consecuencias para las relaciones entre miembros de una misma comunidad y otras ajenas a ella. Tal es el caso de las escuelas socráticas y las ulteriores escuelas helenísticas preconizadoras de una intelección universal del ser humano sin reservas de procedencia o condicionamiento social. Reemprender, ahora, los criterios que justifican la superioridad greco-romana difundida en la literatura clásica, implica hacer alusión al aspecto del mestizaje según lo presentado por el historiador Tito Livio si bien este supone el segundo de nuestros criterios: la ascendencia pura.

En efecto, el mestizaje o también mezcla de sangre se consideraba dañino(a) y degenerativo(a) de los caracteres singulares de lo griego; particularmente los atenienses retenían el ser puros en su origen (sin contemplar matrimonios mixtos como aparece de la idea de descendencia inter― étnica como algo vulgar) y superiores, por ello, a todos los otros pueblos circunvecinos y de las periferias del mundo conocidas por ellos. Los ciudadanos atenienses (Ἀθηναῖοι) dieron bastante importancia a la concepción mítica de haber vivido siempre en el territorio que habitaban, y que eran un pueblo de linaje puro por no haberse contaminado con la mezcla de elementos extraños a su propia gente, cultura y costumbres, esto es, con extranjeros o inmigrantes. Sin embargo, esa autoctonía parece que sólo imperó entre “lo griego” en comparación con la hegemonía romana posterior que se mostró, más bien, como digna de poder sobre otros pueblos, siendo algunos de los escritos de pensadores clásicos como Platón, por ejemplo, República (III, 414d-e) y Político (268d -274e), los principales referentes sobre hombres nacidos de la tierra (οί γηγενείς) quienes luego se civilizan y continúan habitando la tierra de la que emergieron.

En lo que respecta a los romanos y su creencia de ser gobernantes ideales, aunque de estos no se diga que pretendían la autoctonía, bien se revela en sus autores una forma de infravalorar las costumbres de ciertas poblaciones. De hecho, para M. Tulio Cicerón conforme a lo expresado en su De Provinciis Consularibus (V, 10), los sirios y judíos han nacido para esclavos (Iudæis et Syris nationibus natis servituti). En este orden de ideas, el citado Tito Livio reafirma tal juicio ciceroniano a partir de la caracterización de sibaritas pues, desde el marco de comprensión de lo que es un hombre real para el romano, hace de los sirios afeminados y serviles, en últimas, de la más ínfima categoría (Ab urbe condita, XXXVI, 17, 5). Bajo esta visión, subyace un fenómeno adicional a los descritos de una hostilidad étnica en donde la superioridad de griegos y romanos encuentran también su alcance en la tenencia de la esclavitud (δουλεία). Dado que se tiene por una cuestión natural y justa al común de pensadores del entonces, es claro que para Aristóteles la necesidad de supervivencia obliga la esclavitud en tanto ayuda con el ideal de sustentabilidad de las propiedades (Política, I, 1253b 35; Ps-Arist. Económica, V, 1344b 25-30).

Pero dicho todo lo anterior, ¿es posible encontrar vestigios de perspectivas divergentes, ya sean filosóficas o históricas, de la común aceptación de estereotipos étnicos por lo general hostiles a los pueblos estimados por inferiores? Ya se ha hecho una muy sucinta mención sobre corrientes de pensamiento que emergieron en la antigüedad como contra-respuesta a unas comprensiones tradicionalistas, exclusivistas y eminentemente jerarquizadas de lo social; se trata de los cínicos y cirenaicos para un periodo clásico al que asistieron Platón y Aristóteles, como de las escuelas del Jardín y de la Stoa en el helenismo. Y aunque estas no arbitraron una acometida directa a la institución de la esclavitud, cierto es que brindaron pautas de conducta en cuanto a unos tratos mucho más benévolos para con quienes se tenían de esclavos y, en mayor extensión y hacia el que fuese extranjero. No está lejos de ello las recurrentes menciones a la liberación de esclavos, al menos por parte de los dedicados a la filosofía: Epafrodito libera a Epicteto o un Epicuro que libera a Mys, Nicias, Licón y Fedrion, mas esto revela el viraje de una acostumbrada forma de comprender lo extraño a lo que supone una mejor forma de relación con lo infravalorado.              

¿Cómo referenciar?
Valencia Marin, Estive. “Hostilidad étnica en la antigüedad greco-romana” Revista Horizonte Independiente (columna filosófica). Ed. Nicolás Orozco M., 10 may. 2023. Web. FECHA DE ACCESO.  

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