Harry Potter y el Misterio de la Filosofía

(Formulación Dionisiaca)

Introducción

El estudio de la filosofía se topa reiterativamente con el estudio del mito y la religión. Aunque separadas por un velo, la religión y el mito, tienen un poder sobre la filosofía del cual ‒y a pesar de sus intentos‒ ésta no ha podido sacudirse. La intersección entre filosofía, mito y religión se ha estudiado principalmente para delimitar la perspectiva desde la cual cada una de ellas asume o reflexiona sobre las preguntas que las otras plantean. Rara vez se estudia desde la intersección propia, es decir, desde los lugares en los que se dificulta identificar sus correspondientes narrativas.

Una exploración arqueológica a la manera de Foucault (2010), nos permite acceder a ese cuerpo documental como a un conjunto de rastros no necesariamente estructurados y compatibles entre sí y no necesariamente desestructurados y aleatorios. La evidente conexión entre pensamiento místico y formal (mythos y logos), nos permite abordar la narración como fundamento de tres estructuras de pensamiento – Filosofía, Mito y Religión (Eliade, 1981).

Presentaré[1] una serie simbólica ‒pegada con engrudo‒ de razones que dan crédito a la narrativa de la Hechicería como lugar de enunciación de la filosofía, creando un muñeco de papel maché, en el que las distintas pinturas de colores corresponden a esferas de indagación que cruzan la enseñanza de la filosofía como ejercicio hermenéutico fundacional del pensamiento y al mismo tiempo revelan lo lejos que está la ciencia filosófica de separarse del mito. Será un ejercicio de mutua lectura y dificultad en especial para quien solo tiene el ojo entrenado para estudiar lo razonable pero no lo mágico. 

Parte I Harry Potter y la Piedra Filosofal [2]

La filosofía recientemente delimita su discurso como originario en la dicotomía entre logos y mythos. Aún hoy se escucha ese fantasma cruzar los pasillos de las facultades de filosofía. Dirían los profesores de primeros semestres: el origen de la filosofía es el asombro frente a la naturaleza… o cuando el hombre ofrece explicaciones racionales (lógicas). Los estudiantes sentirán entonces como si hubiesen atravesado una masa de agua helada. En palabras simples, cuando la explicación del mundo deja de ser un tema de exploración mitológica y el hombre no necesita regresar a las narraciones míticas para entenderlo, surge así la Filosofía. Se delimita desde entonces un maniqueísmo filosófico proponiendo que la narrativa mítica se opone a la narrativa filosófica en cierto sentido; primero estableciendo que la filosofía no es una narración sino un ejercicio abstracto de evidenciar de alguna manera, la verdad. En segundo momento, identificando la escuela o la academia con el lugar propio del desarrollo del filosofar. En tercer momento, asignando al mito un estatus epistemológico ‒como objeto de conocimiento o estudio. Aunque reconocido el mythos (Gadamer, 1997) en la filosofía como una pre-estructura de pensamiento formal, es relegado al estudio histórico y de vez en cuando alguno que otro sofista indica inspiración en algún mito para dar substrato simbólico a sus elucubraciones[3].

Retomemos esa verdad, que es formal, que atañe al descubrimiento de las leyes del lenguaje que estructuran conocimiento válido y que con el tiempo toma distancia de la hermenéutica de los mitos y se funde con la conceptualización de la ciencia como arte diferenciado de otras maneras de interpretar el mundo. En esa verdad de la razón, el mito se convierte en un objeto de estudio historiográfico (Eliade, 1972) y psicológico revitalizado en el último siglo especialmente, no sólo con la reinterpretación de la aspiración a una historia universal sino también como emblema de la reivindicación Americana[4] de los pueblos originarios aún bajo la colonización de sus propios sistemas de pensamiento (Vargas).

El mythos es entonces materia de estudio de la filosofía, pero no tiene su propio lugar dentro del artificio y la maquinaria de la verdad. Aunque afortunada, la piedra filosofal se ubica en la bóveda 713 de Gringotts (HP-PF, Cap. 5), resguardada por el misterio de la alquimia (Hp-PF, Cap. 13) y las indagaciones del pensamiento mágico preservado y resistente a la desaparición. Su verdad, es una verdad simbólica, es decir, variada y multifuncional. La verdad del mito no converge en la inmutabilidad de las ideas sino en su correspondencia con la realidad de los seres que lo construyen, repiten y redescubren. En ese sentido, así como la palabra oída es originaria respecto a la palabra escrita, del mismo modo el mito es originario como forma de pensamiento. Allí donde se busca la palabra leída en realidad buscamos la palabra hablada. Allí en donde buscamos el pensamiento profundo de la filosofía en realidad buscamos el pensamiento como una narrativa, el mito (Gadamer 99).

Parte II. Harry Potter, la Cámara de los Secretos y el Prisionero de Azkaban

No podemos negar que somos seres con/de lenguaje(s), pero puedo afirmar que somos seres esencialmente de palabra viva. La oralidad es una condición de asociación y negociación sin la cual difícilmente la misma existencia de la lógica tiene sentido. Cuando el pensamiento hizo transición de la oralidad a la escritura no perdió la conversación o el canto, dio paso al diálogo, sí, representando tanto la pluralidad de voces en la narración como indicación del hilo conductor entre ellas. En ese diálogo, que es entonces entre perspectivas, construyó la filosofía su propio lenguaje articulando, en primer momento, la pregunta como motor, y en segundo momento las definiciones como señales y en un tercero, la memoria de ambas como resonar de una cultura excelsa[5].

Ahora una ruptura: la lengua parsel (Gandará) plantea la pregunta por el conocimiento y el esclarecimiento de los conductos (tuberías) a través de los cuales las palabras secretas se mueven. Incluso en un contexto como el de la brujería en el que la palabra que conjura, que hechiza, que encanta, es principal. La lengua reverberante con la animalidad (Parish; Murray) precede, invocando a un monstruo antiguo y capaz de matar con su mirada aterradora y verdadera ‒como el sol brillante fuera de la caverna- (HP-CS, Cap 16). La filosofía se nutre de las lenguas muertas: las cajas (pithos)[6] de pandora que descubren los males de la humanidad (HP-CS, Cap. 8). Los ecos serpenteantes en la historia demuestran que una y otra vez que la filosofía gravita sobre los mitos originarios, y la literatura, por ejemplo, recupera ideas de la mitología para revivir símbolos que la cultura necesita para pervivir.

Pero, además de los calabozos protegidos por los dragones internos del conocimiento, hay otras mazmorras que se encuentran lejanas y custodiadas por seres que no comprenden de las emociones humanas y menos aún de las palabras que les corresponden. Estos custodios encapuchados que semejan a la muerte (HP-PA, Cap. 5), suelen representar los acertijos complejos de la racionalidad y la emocionalidad humanas, alimentándose de ellas, en especial de todo aquello positivo. Quienes terminan bajo su cuidado pueden llegar a enloquecer repasando una y otra vez los problemas más interesantes y desesperados. Aquí también se anuncian verdades dolorosas, olvidos, pérdidas y locuras. Solo alguien con la voluntad para sostener una verdad como castigo es capaz de emerger de tal prisión, aunque escape de ella arrastrándose como un perro y alcance luego la redención encontrándose con una verdad aún más trágica que la propia (HP-PA, Cap. 17).

Los filósofos son prisioneros, o bien de sus lenguajes secretos o bien de las verdades que los confinan al sentimiento de ser incomprendidos por el mundo. Pero esto solo sucede si los filósofos abandonan la magia que les es connatural y que se moviliza en esas mismas palabras que ellos creen les esclavizan. Gran parte de la redención del filósofo se encuentra en la enseñanza (Marrero), y es por eso que no podemos dejar de hablar de la filosofía como la maestra de todas las demás artes y oficios. Pero estamos lejos, demasiado lejos de interpretar los signos (HP-PF, Cap. 15; HP-OF, Cap. 27)[7].

Parte III. Harry Potter, el Cáliz de Fuego y la Orden del Fénix

La historia del pensamiento ha sido de alguna manera la historia de la dominación de unas narrativas sobre otras. Pocos argumentamos que las narrativas predominantes no son las de los vencedores más que las de los vencidos. Diría yo, que la narrativa de los débiles y oprimidos, hoy triunfa con la misma ingenuidad de quien cree que al perder de vista a un monstruo amenazante, pierde por completo su amenaza. Pero el tema principal en todas estas narrativas se desglosa en el dominio de la voluntad, el monopolio del poder a través del dolor y la insaciable sed de sangre de los victoriosos. Ya en Aquiles encontrábamos las tres formas de resistencia que han llegado a expresarse con el pasar de los siglos, en las tres grandes maldiciones de nuestra era (HP-CF, Cap. 14).

Todavía hoy abogamos por la libertad ‒maldición imperius‒, por la autonomía ‒Cruciatus‒ y la vida ‒Avada Kedavra. Y aunque las plegarías pudieran ser escuchadas, nadie, salvo el héroe mitológico, puede evitar la destrucción. De allí que el primer momento de confrontación con la realidad de la historia, para la filosofía, surja de su más leal vasallo y lugarteniente, que escondido bajo el manto de la invisibilidad y el poder de la imperativa moral y rectitud, se libera y accede a través de la locura a los medios para restituir los antiguos poderes (HP-CF, Cap. 35). La fenomenología, logra eliminar los obstáculos que se habían construido alrededor del método, de la crítica, del humanismo, y accede nuevamente a una conciencia de lo antiguo, restituyendo la especulación mitológica en un mundo cuya crueldad escala a la infamia de la marca en los antebrazos, de los trenes mágicos y los hornos, calderos chorreantes de negación (HP-CF, Cap. 9).

El pensamiento también paga el precio de la industrialización y se vuelca sobre lo puramente humano, su materialidad y sus valores, los creados y los heredados, sin comprender por completo de qué se trata el engaño que está tratando de solucionar (HP-CF, Cap. 28 y 30).

En este momento el lector debe sentirse ensombrecido porque no comprende bien de qué se le está hablando y justo por ello debe sentirse en calma. Así opera la mente de quienes reptan y se alimentan de criaturas fantásticas para mantenerse con vida. El dilema existencial de la filosofía es el haberse agotado en los albores de su más intempestivo pensamiento y no encontrar aún el camino. Pero la respuesta llega como sacada de un sombrero (HP-PF, Cap. 7) o como el canto del fénix (HP-PF, Cap. 17; HP-OF, Cap. 27; HP-RM, Cap. 29) que anuncia: es necesario consumirse en la propia llama. Para darle sentido al tiempo y a las acciones: el eterno retorno (Nietzsche 172). Solo una Orden como aquella ‒del Fénix‒ puede ser constituida por espíritus verdaderamente libres. Su contraparte, encadena la historia sometiéndola al escrutinio de la lectura de las mentes. La legeremancia es una representación de un deseo de dominación de la memoria, tal y como hacen aquellos que tratan de justificar sus atrocidades con la historia, como si estuviesen restituyendo un Estado verdadero y absoluto, legible e innegable de poder (HP-OF, Cap. 24).  

Y entre la espesura, también la filosofía regresa al origen y busca en las profecías la respuesta, intuyendo que allí hay algo que no había interpretado cabalmente. Pero nunca duda de sus métodos incluso cuando pueden implicar el engaño. Duda de la realidad del oráculo como en un principio y se precipita hacia el perspectivismo y la relatividad de las teorías. Paulatinamente la filosofía se asienta en la idea de que debe controlar la escuela, el intelecto, el conocimiento y sigue sosteniendo que solamente aquellos de sangre limpia deben tener acceso a ese saber (HP-OF, Cap. 34). El Imperio de la academia, del ministerio, de la represión.

Parte IV. Harry Potter y el Príncipe Mestizo

Una vez que un filósofo escapista de Azkaban, de esos que cada en tanto parecen salidos de la tierra, desaparece tras un velo de misterio (HO-OF, Cap. 35) se revela otra verdad casi profética. La filosofía ha sido un instrumento de legitimación a través de la sangre dispuesta ‒o no‒ sobre el papel[8]. Solo unos cuantos la han podido ejercer con plenitud. Pero para sobrevivir ha debido recluirse en lugares apartados de enseñanza y en su interior, la pugna entre lo tradicional y lo circunstancial, entre lo absoluto e igualitario, frente a lo variable e impredecible, le ha conducido a una división fundamental entre los filósofos de la academia y los filósofos de los árboles. Muchos creerán que hoy la libertad de comunicación es una libertad de acceso al pensamiento. La realidad demuestra todo lo contrario. La libertad está circunscrita al dominio de la voz oficial y categórica (HP-MP, Cap 1).

Entonces, un pequeño libro recuerda que la magia de las palabras es susceptible de infligir tanto daño al cuerpo como de reconfortar el espíritu (HP-PM, Cap. 9). Pero llegados a esta época, los planes de dominio llevan tiempo en marcha y su movimiento es imparable. Las rubias cabelleras del pensamiento elevado se empeñan en componer los viejos armarios evanescentes tratando de conectar dos mundos: el mundo de la objetividad-subjetividad de la filosofía, y el mundo de la narrativa que aquellas confunden con perspectivismo (HP-MP, Cap. 27). Al final no triunfan propiamente, simplemente petrifican al fénix y lo aniquilan con sus teorías multiversas cargadas de interpretaciones pretenciosas. Y el mito sigue allí aguardando (HP-MP, Cap. 30).

Se llama, así mismo, el príncipe mestizo quien ha deambulado entre los dos mundos reconociendo el poder de ambos pero sin la voluntad de dominarles más que como medios para subsistir. ¡Cuántos Severus Snape no han transitado la tierra! Guardián real de los secretos, encuentra en su última máscara, la más peligrosa de todas, la oportunidad de cumplir con su juramento, el que más importa. Pero también queda sujeto a la promesa de aniquilar al Fénix, porque toda alma de dragón que pueda ser salvada, merece la caída abismal desde la torre de astronomía.

Parte V. Harry Potter y las Reliquias de la Muerte

Hoy, el mito encuentra en el camino a la filosofía agotada, porque ésta trató de salir del laberinto (Kerényi) empleando artes oscuras negando la realidad de los símbolos antiguos y creando así, un nuevo sistema simbólico y apropiando otros, pero olvidando su habilidad de navegante. Y entonces, a las puertas de la aventura nuevamente sin saber muy bien qué hacer, como Ulises en su regreso a Ítaca aparecen tres objetos que sumados a las enseñanzas pasadas de la historia oculta de los filósofos de la academia, se constituyen en los últimos misterios.

Des-iluminando la realidad, la filosofía se abre paso hacia el mito. Derrumba sus verdades e inseguridades y retorna a la amistad (filos). Encuentra el hacer (sofos) en cada piedra pequeña de río que oculta a la mano, revolotea acorazada entre alas doradas, dispuesta a abrirse al cierre, siendo el signo de la victoria sobre medusa, recuerdo que se atraganta dificultando aceptar que estamos ante la muerte de una época (HP-RM, Cap. 7). 

Pero es en el cuento, en la fábula, en el tropo, en la leyenda, en donde la marca distintiva explica todo coronando el título: la filosofía ha vuelto al origen. Cuando se oye la voz que trasciende milenios en la historia infantil que enseña, de repente somos humanos, tal vez demasiado humanos, y lo que era una lucha entre la sabiduría, la razón, el intelecto y la ignorancia, el obscurantismo y el sentimiento, renace en una fuerza de la voluntad incontenible (HP-RM, Cap. 10).

La voluntad de vida se expresa dialécticamente en la comprensión del dominio sobre la muerte. Su primera forma, el poder de transformar la naturaleza a partir del pensamiento, nos ha llevado a destruir el planeta ‒Varita de Sauco. La necesidad de sostener ideas como valores inmutables en el tiempo, nos condenan a la fatiga y una existencia que no es ni siquiera fantasmal. Ideas muertas no pueden dar sostén a la vida del presente ‒Piedra de la Resurrección. Finalmente, el ocultamiento de esa presencia que somos, nos recuerda que el paso del tiempo es inevitable y que la invisibilidad es solo una forma de tratar de comprender aquello de lo cual solo alcanzamos a tener noticias por el legado que otros nos comparten y que podemos a su vez, legar antes de irnos ‒Capa de Invisibilidad (HP-RM, Cap. 21).

Solo quien quiere el poder de transformar para otros, el que estudia y comprende las ideas, pero las deja ir cuando su presente ya no es posible y quien construye un legado para otros, es el verdadero amo de la muerte. Los filósofos somos los aprendices y las palabras son nuestras aliadas, con ellas todo objeto es susceptible de canalizar la fuerza vital. Somos palabra viva y aprendices de la muerte. Los magos por excelencia, los maestros convocados, los guías y los sanadores (HP-RM, Cap. 35).

Epílogo

Considero que las Reliquias de la Muerte o el Cuento de los Tres Hermanos es la obra maestra de Joanne Kathleen Rowling porque constituye el mito fundacional del mundo en las novelas de Harry Potter. Exponiendo una verdad trascendente en el tiempo y consecuente con los imaginarios colectivos de sus personajes, ahonda en la raíz del problema filosófico de las artes mágicas comprendiendo aspectos imprescindibles en la estructura mítica. (a) En primera instancia delimita la realidad estableciendo aquello que pertenece a lo sagrado y a lo mundano. (b) En segunda instancia explica el origen de cómo las cosas han llegado a ser en el mundo y las consecuencias de la alteración de esa realidad. (c) Finalmente, crea un puente entre el pasado y el presente actualizando ese pasado mediante una narración comprensible para cualquier auditorio. La complejidad de la narrativa, como bien se explica en la novela en voz de Xenofilius Lovegood (arquetipo del loco), se encuentra relacionada con la capacidad de interpretar el texto desde el conocimiento profundo de la “ciencia” mágica, propiamente llamada artes mágicas. La apertura de mente o la disposición a una escucha atenta indica también una característica asociada con aquellos responsables de preservar el legado de los misterios, y es la iniciación del individuo: conocer los secretos, los misterios, el saber oculto.

Si quieres saber más sobre la postura académica revisa la formulación Apolínea en Las Religiones Ocultas: el caso de las Reliquias de la Muerte.

Apéndice 1

En el cuento se revitaliza el poder mágico y la estructura de pensamiento resultante, que para los “creyentes” constituye un misticismo religioso. Esta estructura se observa mejor agrupando los libros como partes de una historia continua, de manera que se pueda observar a nivel macro la secuencia conceptual que tiene una correspondencia con la filosofía. Podría decirse, que cada parte aborda un conjunto de conocimientos o preguntas fundamentales en la educación mágica/filosófica, desde el horizonte de sentido del pensamiento hermético.

  • Parte i:
    • La Piedra Filosofal es el objeto de la filosofía: la Naturaleza, la verdad, la razón.
  • Parte ii:
    • La Cámara de los Secretos es la agrupación o distribución de la Filosofía en problemas, áreas, escuelas o temas agrupados en las grandes preguntas.
    • El Prisionero de Azkaban es el filósofo visto por la comunidad: que se resiste a la institucionalización del saber, es inquisidor, rebelde, peligroso. Su inquietud le mantiene en constante movimiento.
  • Parte iii:
    • El Cáliz de Fuego es el sujeto y su definición epistemológica, encarnada en el dominio del conocimiento, la duda y la prueba. Constituye el primer enfrentamiento con la realidad.
    • La Orden del Fénix expresa el sentido práxico de la realización de la filosofía como modo de vida, es decir, plantea la resolución ética del conflicto entre saber y poder.
  • Parte iv: el príncipe mestizo es el filósofo que vive la “filosofía”, quien postula un camino de conocimiento y una actitud frente a la existencia reconociendo las posibilidades y limitaciones de los saberes humanos.
  • Parte v: las reliquias de la muerte son: el poder transformador del pensamiento, el deseo de saber, la fuerza creativa. Su contracara: el Poder de destrucción, la angustia de existir, la negación de la vida. Los ciclos se completan en la realización y la aceptación de que la función del filósofo es comprender los fundamentos de la naturaleza. El filósofo creador de valores: creador de mitos.

Apéndice 2

Nomenclatura de referencia para los 7 libros de Harry Potter

Harry Potter y la piedra filosofal. HP-PF

Harry Potter y la cámara secreta. HP-CS

Harry Potter y el prisionero de Azkaban. HP-PA

Harry Potter y el cáliz de fuego. HP-CF

Harry Potter y la Orden del Fénix. HP-OF

Harry Potter y el misterio del príncipe. HP-MP

Harry Potter y las reliquias de la muerte. HP-RM

 

Referencias: 

Abbagnano, Nicola, et al. Diccionario de Filosofía. 4. Aufl, Fondo de Cultura Económica, 2004.

Foucault, Michel. La Arqueología del Saber. 2a. ed. Rev., Siglo XXI Editores, 2010.

Gadamer, Hans-Georg, y Hans-Georg Gadamer. Mito y razón. Paidós, 1997.

Gándara Fernández, Leticia. «Harry Potter y una lengua de serpientes: un estudio de los principales rasgos fonéticos y morfosintácticos del pársel». Boletín de filología, vol. 55, n.o 2, diciembre de 2020, pp. 417-35. DOI.org (Crossref), https://doi.org/10.4067/S0718-93032020000200417.

García-Guerrero, Jair, y Graciela Martínez Tamez. «Presencia de la medicina en las novelas del mago Harry Potter». Medicina Universitaria, 2007, p. 6.

Hernández, Víctor Florencio Ramírez. Jarri Poter en busca del cerebro filosofal. Las aventuras con el autoscopio. 2006, p. 10.

Kerényi, Karl, et al. En el laberinto. Editado por Corrado Bologna, Siruela, 2006.

Marrero, Adriana. Hermione en Hogwarts  o sobre el éxito escolar de las niñas. p. 15.

Nietzsche, Friedrich Wilhelm. Fragmentos póstumos. Norma, 1992.

Rowling, J. K. Harry Potter y el cáliz de fuego. 1. ed, Salamandra, 2001.

Rowling, J. K. Harry Potter y el misterio del príncipe. Penguin Random House Grupo Editorial, 2020.

Rowling, J. K. Harry Potter y la cámara secreta. 1. ed, Emecé Editores España, 2000.

Rowling, J. K. Harry Potter y la Orden del Fénix. Penguin Random House Grupo Editorial, 2020.

Rowling, J. K. Harry Potter y la piedra filosofal. 1. ed, Emecé Editores España, 2000.

Rowling, Joanne K. Harry Potter y el prisionero de Azkaban. 1. ed, Emecé Editores España, 2000.

Rowling, Joanne Kathleen. Harry Potter y las reliquias de la muerte. Penguin Random House Grupo Editorial, 2020.

Slade, Christina. La amplia luminosidad del día de los niños: los niños y la literatura. p. 10.

Vargas, Jorge Luis Yangali. «Derroteros de la educación peruana en el XXI: interculturalizar, decolonizar y subvertir». Ensaio: Avaliação e Políticas Públicas em Educação, vol. 25, n.o 97, febrero de 2017, pp. 918-42. DOI.org (Crossref), https://doi.org/10.1590/s0104-40362017002500988.

Píes de página: 

[1] El uso de la primera persona en esta columna tiene una función performance, que no siendo usual en el interés académico sí lo es en la esfera del diálogo interno propio de la literatura infantil.

[2] Con la finalidad de hacer dúctiles las referencias a la saga de Harry Potter he creado una nomenclatura que señalará el Volúmen y el capítulo donde sea el caso como se ve en el apéndice 2. Las ediciones y editoriales de las novelas se señalan en la bibliografía.

[3] “Jarri Poter en busca del cerebro filosofal. Las aventuras con el autoscopio” (2006) de Hernández, V., es un ejemplo perfecto del desastroso intento de proponer una narrativa explicativa a partir de una contextualización cientificista, sobre la base de un referente literario sin comprender sus símbolos y estructura.

[4] Aunque no exclusiva de las tendencias anti-coloniales o descolonizadoras en las américas, es lo que me ocupa el interés en el estudio de los sistemas de pensamiento de los pueblos “originarios”. Ya hemos presenciado la apropiación cultural de África, Asia y Oceanía por las industrias del entretenimiento y qué decir de la literatura.

[5] Se recomienda revisar el texto de Slade (2005) como alternativa a la arrogancia académica de la filosofía, en donde se realiza un acertado ejercicio de interpretación de Harry Potter desde el enfoque de Filosofía para Niños.

[6] Aquí planteo un juego entre la palabra pithos (cántaro o caja) y pythos (Serpiente pitón) de donde se origina la Pitia o pitonisa, propia de la región de Delfos en la que se encuentra el oráculo. La importancia de la consulta oracular en la novela se expresa en el concepto de profecía.

[7] La voz de Firenze (centauro) sobre el devenir de los astros establece una división entre las artes adivinatorias y los oráculos verdaderos. La descripción de un mensaje en las estrellas hace ecos en la astronomía y astrofísica, más que en la astrología. La diferencia entre los centauros y la profesora Trelwaney (en la asignatura de adivinación), es la diferencia entre los saberes antiguos y las supersticiones. La profecía no es una validación de la adivinación, sino una manifestación de la naturaleza. Por ello la profesora no tiene conciencia de que es un “vehículo de los dioses”. En cambio, los centauros se definen por su capacidad para contemplar la verdad al estilo platónico sin intervenir en el devenir de los tiempos. Esta diferencia en la temporalidad (centauro-humano) delimita el ámbito de lo sagrado y lo mundano, función propia de los mitos.

[8] García Guerrero (2007) establece un paralelo entre la medicina y la magia curativa. Aunque un análisis superficial recorre el texto, la clasificación de los diferentes escenarios en los que se emplea la magia como forma de sanación, permite revisar las prácticas de sanación versus las prácticas medicinales, como maneras de legitimación del rol de la ciencia en su diferenciación de los saberes prácticos o tradicionales diferentes a los europeo-occidentales. Otro tanto se dirá de la escuela misma en el texto citado de Adriana Marreno (2008).

¿Cómo referenciar? 
Medici, Alecto. “Harry Potter y el Misterio de la Filosofía” Revista Horizonte Independiente (columna filosófica). Ed. Nicolás Orozco M., 13 feb. 2022. Web. FECHA DE ACCESO. 

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