Fui un rinoceronte. No bien abducido de la llanura, mi sensación de vacío fue inconmensurable. Del polvo que se levantaba a mi paso, ahora aserrín podrido. Del agua que bufaba a mi retorno, océano lejano a través de un orificio en la jaula.
Fui una bestia salvaje, que renació como civil mascota. Diríase que la animalidad culmina con la humanización. ¡Qué terrible me parece entonces la Humanidad!
Era vida envuelta en vida, cobijado por seres y elementos, la más de las veces en una lucha por la supervivencia; pero era mi batalla, nuestra batalla.
Soy un cuerno colgante, en un muro pretencioso que recuerda un combate desigual.
Si hubiese hecho de mi cuerpo uno de sus tanques, los habría aplastado sin dudarlo.
Y es que era mi lucha, mi terreno. De quien es libre se espera saber combatir.
Fui un rinoceronte sin duda, y ahora, ¿Qué cuernos soy? Se oye en el viento marino al atracadero, le llaman puerto. Le llaman destino. ¿Habré llegado al fin?
Digo que fui un rinoceronte porque he muerto. Hoy soy un ser triste que llaman “Rinoceronte Africano”.
¿Cómo referenciar?
Medici, Alecto. “El rinoceronte triste” Revista Horizonte Independiente (Columna Literaria). Ed. Brayan D. Solarte, 15 marzo 2023. Web. FECHA DE ACCESO.
Todas las marcas, los artículos y publicaciones son propiedad de la compañía respectiva o de Revista Horizonte Independiente y de HORIZONTE INDEPENDIENTE SAS
Se prohíbe la reproducción total o parcial de cualquiera de los contenidos que aquí aparecen, así como su traducción a cualquier idioma sin autorización escrita por su titular.