Las humanidades auténticamente han amparado la esencia de lo que somos. A través de la historia de la vida el ser humano ha sido una referencia para cualquier actividad, proyecto, sueño o necesidad. Es el punto de partida y de llegada de los movimientos universales. Por esto, el estudio de las humanidades ha sido, es y será significativo para la construcción del avance de la naturaleza humana con sus aciertos y sus fragilidades. 

Desde mi experiencia en la educación por más de 25 años, he sido cómplice de cómo las humanidades son fundamentales para fortalecer habilidades de cuestionamiento, de pensamiento crítico y de creatividad. Retomemos por ejemplo a Deleuze como uno de los grandes filósofos que valoró la reflexión del ser por medio del arte, resaltando sus cualidades críticas para expresar la visión del mundo a través de los lentes humanísticos. 

Si nos remontamos a grandes filósofos como Nietzsche, Rousseau y Goethe en sus experiencias históricas de vida en las respectivas épocas se les objetaba su ejercer.  En el mundo se vivían escenarios arduos y ellos buscaban prevalecer con actitudes espirituales. Estos filósofos en su caminar por la naturaleza hacia lo admirable, lo desconocido y lo trascendental, en sus discursos conectaban sus memorias y sus reflexiones con los cuestionamientos, dudas y descubrimientos personales, todos ellos orientados hacia las condiciones del ser humano. Hoy día podríamos traducir este acto, en el por qué de las humanidades. En la educación estos indudables ejemplos enriquecen el valor de las humanidades.  

Haciendo una analogía, actualmente estamos en la travesía de una situación universal que nos muestra lo incierto, lo volátil y lo desconocido. Paso a paso nos va llevando a una búsqueda en nosotros mismos como una conexión con aquella esencia personal que nos mueve lo que somos y que hemos dejado de ser por el correr de los días. Estamos llamados a marchar con sentido en las próximas proyecciones de vida tomando decisiones desde una nueva óptica. En este curso necesitamos recuperar y fortalecer los espacios de reflexión para así responder a los contextos actuales que estamos viviendo. Podríamos considerar entonces que la filosofía, las artes en todas sus expresiones, la literatura, el lenguaje y las ciencias sociales son nuestras grandes herramientas, pues con estas nos podemos inspirar para conocer, reflexionar, trascender e indagar en la búsqueda de respuestas sobre el trayecto de la vida, sea o no, incierto y desconocido. Las humanidades son entonces oportunidades maravillosas para caminar y mantener la sencilla compostura de la esencia del ser humano.