Nicolás Orozco M.

Columnista y director RHI

Vol. V Colección C:1 – C7

Del cuento al cortometraje: «El beso» de Chéjov y Tafur

“Como todo soñador, confundí la decepción con la verdad”
Jean Paul Sartre.

Actualmente existe un debate sobre la legitimidad creativa entre los contenidos audiovisuales (películas, series, cortometrajes, etc.) y la literatura. Hay casos exitosos como el de la serie La casa del dragón, donde el mismo George Martin afirma que el personaje de Viserys I Targaryen es mejor al que él escribió en su libro. También hay casos profundamente lamentables como, por ejemplo, el de la serie Los anillos de poder donde no hay nada realmente significativo del canon de Tolkien; podría decirse que la serie, a lo mucho, tuvo algún atisbo de cercanía con el universo literario del escritor inglés, pero, más allá, parece que la serie fuese un invento sin ninguna conexión con la Tierra Media —la misma esencia de la serie es contraria a la literatura. Es sobre este debate que quisiera enfocar la presente columna. Más específicamente, quisiera evaluar qué tanto podemos recuperar del cuento El beso (1887) de Antón Chéjóv en el cortometraje de Pedro Tafur Fasce (2023).  

El 20 de diciembre del año pasado fui invitado al estreno del cortometraje “El beso”, dirigido por Pedro Tafur Fasce. El evento, presentado en un cine independiente de Bogotá, prometía gran desarrollo; al inicio hubo una recepción amigable y organizada, después ingresamos a la sala para presenciar el cortometraje basado en el cuento de Antón Chéjov. Una vez presentado y acabada la función, hubo ronda de preguntas y de tertulia con el director. Al finalizar había una especie de gala donde pude entablar conversación con Pedro Tafur. Poco después tuve acceso al cortometraje y me pareció oportuno escribir esta columna.

Pero bueno, ¿de qué trata el cortometraje o el cuento? El cortometraje inicia con una fiesta contemporánea y un chico deambulando por una casa. Luego de salir del baño camina de vuelta a la fiesta, una mujer le tapa los ojos tras él y le besa en el cuello. Acto seguido, la chica se va sin que él vea quién es. La siguiente escena nos muestra al chico acostado en su cama teniendo un idilio imaginando quién fue la mujer que lo besó. En algún momento vuelve a esa casa para otra fiesta y habla con una mujer —claramente imaginando que es ella quien lo besó. La conversación se acaba y con ella la fiesta para el muchacho. En su cuarto sigue pensando en la chica y en el beso; la ilusión y la esperanza parecen acrecentarse. El chico va hasta la casa de la chica, le lleva una flor lila y charla con ella unos penosos momentos. Después de esa conversación no vuelven a hablar. El cortometraje avanza y se enfoca en la ilusión e imaginación del chico, en ese acto que tuvo en la primera fiesta, salen los créditos y el cortometraje termina.

En su cuento, Chéjov, nos narra la historia del capitán ayudante Riabóvich, quien asiste a una velada en la casa del teniente general Von Rabbek, junto con los oficiales de baterías de la brigada de artillería. La velada pasa de un simple evento de té a un despampanante baile; los tímidos se van a jugar billar, entre ellos Riabóvich. Para este, el juego de billar no le parecía entretenido porque no había jugado en su vida, decide volver al salón del baile y en el camino se pierde. Entra a una habitación a oscuras y siente que unos brazos le rodean el cuello, sintió aromas de álamos, lilas y rosas, y un beso se le posó en la boca. La mujer que lo besó se impresionó y se apartó con “repugnancia”. Riabóvich salió de la habitación buscando encontrar la velada y así lo hizo; se puso a mirar a las damas del baile buscando quién podría ser la mujer que lo beso, agobiado por el pensamiento de que posiblemente ese beso era para otro. La velada termina, la brigada vuelve al campamento y Riabóvich solo pensaba en que ese beso le había abierto un mundo diferente al conocido, sus pensamientos se mantenían en las nuevas sensaciones y en la portadora del beso encantador. La brigada tiene que desplazarse del pueblo y cambiar de puesto, pasaron varios días donde el capitán ayudante seguía con los mismos pensamientos y así fue hasta que volvió al pueblo.  

Al volver esperó inútilmente al mensajero que los invitara de nuevo a la casa del general Von Rabbek. Sus esperanzas cada vez declinaban con mayor fuerza. Poco a poco, la ilusión se fue perdiendo hasta que, al llegar una nueva invitación, este la rechazó.

Cuando hablamos de una creación audiovisual basada en literatura debemos tener claro que en esencia es eso: una cuestión basada y no una creación directa. Claramente podemos decir que el cortometraje transcurre en un escenario completamente diferente al cuento Chéjov; hay otra época, otras circunstancias, un entorno diferente. En el primero encontramos a un joven que va de fiesta y es besado, en el segundo encontramos a un capitán de artillería que también es besado.

¿Podríamos decir que esta representación del cuento de Chéjov se acerca al caso de George Martin o al de Tolkien? Creería que ninguna de las dos. En el primer caso tenemos una representación casi exacta —e incluso superada por el actor de Viserys—; en el segundo caso, hay una libertad creativa excesiva que se aleja de estar basado en una obra de la cual se sirve del nombre. La esencia de El beso de Pedro Tafur mantiene la del cuento de Chéjov.

Podríamos decir que el eje temático se despliega cuando se imparte el beso a los dos personajes principales; el beso es el punto de quiebre que decide la actitud de las dos obras. Esto es, hay un componente primario que nace de ese hecho: la ilusión. Ilusión es tener la esperanza de saber quién fue la que dio el beso, ilusión es la que se implanta como pensamientos encaminados a mirar quién de las mujeres de las dos obras fue la que dio el beso; me explico, si la que besó al protagonista era la chica aromas lilas u otra. Ahí radica la esencia de las dos obras.

Creo que puedo decir con certeza que el cortometraje recoge la idea de la ilusión, y con ella la esencia del cuento de Chéjov —pese a los contextos cambiados—, pero hay más. En Chéjov hay una cuestión de desesperanza final, el soldado cambia de parecer, se decepciona y su entusiasmo desaparece. En el caso de Tafur parece que se recoge la idea de la decepción al final de todo, pero es una decepción diferente: no se reniega del beso —que cambiaría su modo de sentir—, sino que parece haber una distancia de la figura que encarnaba a la imagen de la mujer en el encuentro. Tafur parece explorar la posibilidad de que la decepción no sea con el eje temático propiamente, pero sí con la representación de la mujer que cautiva al protagonista. Si bien este cambio de noción de cierre puede parecer infructuoso, a mi modo de ver es el punto de quiebre que le impone una personalidad propia al cortometraje. La producción audiovisual recrea el conflicto del cuento de Chéjov aplicándole reglas de juego diferentes, pero ahí sigue la esencia misma (la ilusión); y se opta por una variación al cierre (la noción de la decepción y hacia dónde va dirigida).

Para una obra que especifica que se basa en un cuento, me parece una apropiación adecuada: la esencia permanece y se crean libertades que no quiebran dicha esencia. La apropiación de un contenido literario como fundamento audiovisual debe mantener un equilibro muy específico; a saber, las variaciones, cambios y modificaciones se pueden realizar —a la final es una interpretación de la obra, no su recreación—, pero el corromper la esencia, el dañar aquello que se quiere recuperar de un apoyo literario es, tal vez, cachetear al autor del recurso literario.

¿Qué podemos rescatar de este análisis? la implementación audiovisual de una obra literaria debe mantenerse con un pie en el autor y otro en las posibilidades de modificación. ¿Dónde modificar? En aquello que no corrompa la esencia de la narración: si la esencia es una idea, entonces debe respetarse; si la esencia son las personalidades de los personajes, entonces pasa igual. En el momento en que una producción audiovisual modifica la esencia de su recurso literario es cuando se está haciendo un contenido completamente diferente y no necesitaría basarse en ninguna obra literaria.

Referencias:

Chéjov, Antón. El beso. CreateSpace Independent Publishing Platform, 2016.

Pedro Tafur Fasce, dir. El beso. Campdale Motion Picture, 2023. Cortometraje.

¿Cómo referenciar?
Orozco M., Nicolás. “Del cuento al cortometraje: «El beso» de Chéjov y TafurRevista Horizonte Independiente (Columna Literaria). Ed. Brayan D. Solarte, 03 mar. 2024. Web. FECHA DEACCESO.

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