Jorge Alberto López-Guzmán

Universidad del Cauca
Popayán, Colombia.

Vol. III Colección C:2 – C9 

De estudiantes revolucionarios y la generación de los autodidactas 

A mis estudiantes… 

En el texto Lógica y Crítica (2010) Estanislao Zuleta menciona que Platón curiosamente empieza a teorizar sobre el conocimiento con una reflexión sobre el desconocimiento ya que la ignorancia no se define como un estado de carencia, sino como un estado de llenura, planteando una metáfora, donde explica que si la ignorancia fuera como el hambre, es decir, un estado de carencia, la educación sería el trabajo más sencillo del mundo porque sería como dar de comer a un hambriento. Sin embargo, la ignorancia no es una ausencia o una falta, sino un estado de llenura, donde el ser humano se siente pletórico de opiniones y saberes en los que tiene una confianza desmesurada.

En este sentido, la carencia solo se produce después de una reflexión en la cual se pone en cuestión las propias creencias y las formas de pensar que han conducido a ellas. La carencia es entonces un resultado del proceso de conocer y no su punto de partida, existiendo un dominio generalizado de la opinión. Por lo tanto, desde Zuleta es importante que el sistema educativo, los maestros y las cátedras combatan la opinión, porque ella es la que protege contra la angustia de la incertidumbre y no deja reconocer el desconocimiento.  

De esta manera, se vislumbra una de las herramientas más importantes de un estudiante: ser autodidacta y utilizar la duda y la pregunta como instrumentos desestabilizadores de los dogmas. Porque formular una pregunta significa desmontar una respuesta. En los términos de Platón citado por Zuleta, puede decirse que enseñar a dudar es la tarea principal de la educación, y por eso, el primer saber efectivo es el reconocimiento de que lo que se creía saber no era más que una opinión.

En consecuencia, una de las características de los estudiantes revolucionarios, debería ser la imposición de la autonomía que brinda el convertirse en autodidactas, donde el deseo de saber implique el reconocimiento del no saber, donde el aprendizaje tenga la capacidad de desbloquear todas las opiniones que se han encajado como certidumbres y verdades, convirtiendo la educación en una suerte de refutaciones de ideas y opiniones.

Como lo menciona Sócrates citado por Zuleta, no se puede concebir la enseñanza como la transmisión de conocimiento de un individuo a otro, sino como el proceso donde se ayuda a otro individuo a despejar lo que bloquea su pensamiento. Si analizamos esto último, este debería ser el rol de los docentes en los colegios y universidades, unos desestabilizadores de la ignorancia.

Las ideas expuestas anteriormente por Zuleta y su referencia a Platón, podrían ser una radiografía del sistema educativo actual —principalmente en la educación básica y media de países como Colombia—, donde prevalece que los estudiantes estén atiborrados de información o de opiniones descontextualizadas y no una educación donde se elogie a la pregunta o la duda, más bien, se coloca en un pedestal la memorización de respuestas que se exponen en las aulas. 

Teniendo en cuenta lo anterior, la pregunta sería, ¿cómo se puede salir de ese estado de llenura o ignorancia? Desde Zuleta y Platón, se podría decir que es necesario reflexionar y criticar las opiniones, a tal punto de, cuestionar las propias creencias y formas de pensar que nos han conducido a ellas, esto permitiría un estado de carencia como resultado del proceso de conocer, en definitiva, serían el punto de partida para pensar por sí mismo.

Para precisar lo anterior, se puede tomar un fragmento del texto El Sofista de Platón, donde se menciona que “la ignorancia consiste básicamente en creer que sabemos lo que no sabemos. La ignorancia no es un estado de desinformación sino un desenfoque sobre nuestro saber”. Por consiguiente, para Platón el exceso de respuestas que tenemos para los problemas es lo que nos impide llegar a conocer.

Asimismo, Zuleta también se refiere al filósofo Sócrates con su célebre frase de “Solo sé que nada sé”, porque el primer conocimiento efectivo, es reconocer que lo que se sabe, no es más que una opinión. En consecuencia, no solamente es necesario cuestionar, criticar o reflexionar, sino en primera instancia, reconocer nuestra propia ignorancia, porque el deseo de conocer implica el reconocimiento del no conocer. De hecho, Sócrates no concibe la enseñanza como la trasmisión de conocimientos de un individuo a otro, sino como un proceso donde se ayuda a despejar lo que bloquea el pensamiento (opiniones).

De esta manera, este texto es una invitación a ser autodidactas, a generar la formación de ciudadanos críticos y que piensen por sí mismo, y no, la edificación de sujetos saturados de información y vinculados a un sistema de mercado donde sean manipulados directa o indirectamente. Una educación configurada así, se destacará porque los docentes amarán lo que enseñan y los alumnos desearán aprender, en definitiva, disfrutarán de las clases dentro y fuera del aula.

En definitiva, este tipo de educación será fundamental para concebir una sociedad democrática, que reivindique el derecho a la diferencia, a la otredad, a diferir con la mayoría. En suma, el sistema educativo estaría generando ciudadanos que piensen por sí mismo, que no se limiten a las peticiones del “sistema”, críticos de lo que les quieren hacer pensar y, esencialmente, ávidos de conocimiento.

Referencias: 

Zuleta, Estanislao. Lógica y Crítica. Medellín: Hombre Nuevo Editores, 2010.

¿Cómo referencias? 
López-Guzmán, Jorge Alberto. “De estudiantes revolucionarios y la generación de los autodidactas” Revista Horizonte Independiente (columna filosófica). Ed. Brayan D. Solarte, 29 jun. 2022. Web. FECHA DE ACCESO. 

Todas las marcas, los artículos y publicaciones son propiedad de la compañía respectiva o de  Revista Horizonte Independiente  y de  HORIZONTE INDEPENDIENTE SAS
Se prohíbe la reproducción total o parcial de cualquiera de los contenidos que aquí aparecen, así como su traducción a cualquier idioma sin autorización escrita por su titular.