La capacidad de reír a pesar de las desgracias, o de reír incluso de las desgracias, ha sido una estrategia de memoria y resistencia a través de la cual los pueblos han plantado pie a sus opresores. Por ejemplo, en el siglo pasado, tan prolífico en acontecimientos históricos de trágicas proporciones como guerras mundiales, guerras civiles, genocidios, totalitarismos, entre otros, el humor negro fue una de las expresiones de la sociedad civil para poder sobrellevar y denunciar opresiones y violencias de diversa magnitud.
En la segunda mitad del siglo pasado, académicos de distintas latitudes y escuelas de pensamiento posaron su mirada sobre este fenómeno e inauguraron una tradición de análisis formal sobre el humor negro, encontrando que más allá de las diferencias culturales hay algo profunda y esencialmente humano en la risa como mecanismo contra el olvido y de resiliencia. Este tipo de humor ha sido plasmado en chistes, apuntes, relatos, orales o escritos, que recogen cómo la risa no solo es el mejor remedio, sino muchas veces el último y único recurso, cuando todo lo demás se ha agotado. Veamos unas pocas muestras.
Aristófanes, el gran comediógrafo ateniense, fue testigo de los terribles efectos que la guerra civil entre atenienses y espartanos trajo a los griegos. En sus comedias no dejó de poner en evidencia cómo los poderosos merecían ser objeto de burla y sanción social. A través de la risa se podía subvertir el orden dominante, pero sobre todo expresar el anhelo por el fin de la guerra.
Mijaíl Bulgákov, escritor ruso (nacido en la actual Ucrania), explora en sus textos los pesares y fracturas que trae a la sociedad la revolución rusa, pero al mismo tiempo expone lo inevitable que parecía ser. En su obra “El maestro y Margarita” los personajes más siniestros son al mismo tiempo los que inducen a la risa. Stalin persiguió a este escritor y la obra en mención tuvo que ser publicada póstuma y clandestinamente.
En obras fílmicas como “El gran dictador” o “Dr. Strangelove” la estupidez y el absurdo de la guerra son motivo de risa pero ésta, tal y como en algunos de los casos mencionados previamente, no es una risa ligera. Hoy, cuando para nuevas y viejas generaciones se ha sumado una fuente de angustia como una posible guerra nuclear, temor hasta ahora desconocido para los más jóvenes y miedo que los más viejos creían no verían nuevamente, el volver a estas obras nos recuerda que la risa, lo cómico, puede ser una valiosa herramienta para navegar en tiempos de incertidumbre. Muchas piezas satíricas no han sido siempre bien recibidas y sin controversia, pues cuando se ríe de algo en cualquier caso parece alivianarse lo terrible, y esto es problemático. Escritores, artistas o personas del común han pagado un alto precio por atreverse a subvertir el orden establecido a través de la risa. No deja sin embargo de ser algo fuera de la norma, iconoclasta o heterodoxo, atreverse a reír de cosas de las que no deberíamos reírnos.
Recordemos en la dramaturgia colombiana la obra teatral “Labio de liebre”, del director, escritor y actor Fabio Rubiano. Un personaje en el exilio, atormentado por los fantasmas de sus víctimas, llega a reconocer que necesita del perdón de estos para poder volver a vivir; sin embargo, para llegar a este perdón tiene que reconocer primero las cosas terribles que les ha hecho en medio de la guerra, sin ser sus víctimas combatientes. La manera en la que en la obra se nos muestra la relación entre víctimas y victimarios está presentada por momentos con rasgos humorísticos. ¿Se vale reír? ¿No hay algo groseramente irreverente en esta risa? Rubiano, en conversaciones y entrevistas sobre esta pieza teatral, ha expuesto que algunos elementos de humor negro es lo que hace que los acontecimientos con los que nos confronta la obra pueda ser vista. Esto no quiere decir en modo alguno que se ‘aliviane’ o haga más digerible la obra para el público, al contrario; resulta más visceral y exigente.
Reír cuando leemos o vemos obras como las mencionadas es reconocer lo absurdo, lo estúpido y trágico que puede fracturar la existencia humana, pero que a través de la risa podemos enunciar, denunciar y resistir.
¿Cómo referenciar?
Rico Torres, Ana Isabel. “Cuando la guerra es comedia” Revista Horizonte Independiente (columna literaria). Ed. Nicolás Orozco M., 19 jun. 2022. Web. FECHA DE ACCESO.
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