Capturaasas
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CANNABY STREET 

No lo había pensado, el marco de esta ventana es demasiado delgado, pero me gusta la madera, me gusta ese olor a jueves de depresión y madera; me gusta la forma en que los rayitos amarillitos del sol entran junto a los humitos grises de la ciudad y se mezclan con los humitos de cigarrillos blancos, azules, morados y rojos hasta el suelo de la habitación.

Bueno, iré a ducharme antes de que llegue Niña con el ridículo ese, seguro va a bailarle un rato entre las sabanas rosadas y aterciopeladas, esas que huelen a árboles y a lágrimas saladas, y luego va a follarselo sobre el sofá, sobre la mesa de la cocina, sobre la bañera y sobre todo lo que se atraviese. Después de unas horas, al notar que se le hace tarde para encender uno de esos cigarrillos blancos, azules, morados y rojos, y quedarse junto a la ventana y junto a mí viendo los autitos pequeños de la autopista que parecen pequeños bichos apurados, lo sacará a patadas de aquí y le dirá que lo ama, pero también le dirá que le fastidia que se quede más tiempo del que le corresponde.

En las mañanas con olor a jueves de depresión y madera, la mezcla de colores en el cielo me recuerda una clásica canción…

♫ lucy in the sky with diamonds

lucy in the sky with diamonds

lucy in the sky with diamonds, ah, ah ♫

– ¿Qué fue eso?- y dejando mi ducha de lado corro hacía la ventana y observo lo que sucede en Cannaby Street; está Niña de pie, junto al auto de Antonio, de su puño cerrado caen pequeñas mariposas color cereza con olor a metal y se ven pequeños vidriecitos como azúcar entre sus dedos; discuten a gritos y aunque no sé por qué,  tal vez Niña no ha querido compartir más a la chica superpoderosa, o tal vez Antonio echa de menos a Juanita, con quien Niña pasó toda la noche.

Mientras tanto los bichitos afanados que rodean el pequeño Beetle no dejan de pitar, Cannaby Street parece campaña política, hay gritos, hay pitos, hay gente enfurecida y gente que saca los brazos por la ventana de los bichitos afanados, como pidiendo explicaciones y exigiendo el paso; mientras tanto Niña corre hacia la puerta del apartamento, no sin antes dar una patada a una llanta del Beetle.

Creo que debería bajar a abrirle la puerta a Niña, pero ¿por qué debería hacerlo? Hace días que no me cepilla, hace días que mi tazón está vacío y he tenido que comerme las ratas del departamento de la señora Martha, allí huele tan mal que hasta el sabor de las ratas se permea de menjurjes. Mejor espero aquí, total lo peor que puede pasar es que Niña muera.

Antonio sale detrás de ella y la toma por un brazo, los jeans de Antonio están tan rotos que sus peludas rodillas pueden verse por completo, y está tan tembloroso, creo que en verdad le hace falta un poco de Juana, o un poco de sueño, o un poco de chica superpoderosa. De algo sí estoy seguro, le hace falta la felicidad que tenían los jueves de depresión y madera, sin Niña. En su brazo izquierdo lleva un pañuelo ajustado sobre su codo y pude verse el agujero por donde entra la chica superpoderosa, está furioso y sacude a Niña como reclamándole por algo.

La gente de los otros bichitos afanados está enloqueciendo, gritan y golpean las puertas de sus bichitos, gritan y patean las puertas de los otros bichitos, gritan y lanzan puños hacia los otros rostros, y ahora Cannaby Street parece un carnaval chino, la sangre se ve como cintas de fuego en el aire, la avenida poco a poco se permea de rojo, huele a sangre, a azufre, a gasolina, huele a Cannaby Street yéndose al carajo, Niña es forzada a volver al Beetle, y allí Antonio envuelve su cuello con un pañuelo blanco, saca una jeringa con líquidos doraditos y se la inyecta con un gesto de desespero en el rostro, a Niña, justo en la yugular, justo entre el lunar y el tatuaje de serpiente; los ojos de niña se cierran y su rostro se vuelve de rojo a morado, de morado a verde, de verde a azul y finalmente se apaga. Antonio abre la puerta del Beetle y deja caer el cuerpo de Niña. Los gritos regresan a las gargantas, los pitos de los bichitos acelerados dejan de flotar en el aire, las mariposas color cereza con olor a metal regresan a los cuerpos, a las venas y todo el mundo regresa a sus bichitos y conduce hacia sus destinos. El cuerpo de Niña parece un feo graffiti en medio de Cannaby Street. ¡Vaya, que espectáculo tan bochornoso!

Alzo mi mirada hacia el cielo que cubre este frio jueves de depresión y madera, los colores se han ido, pero su promesa se queda…

♫ lucy in the sky with diamonds

lucy in the sky with diamonds

lucy in the sky with diamonds, ah, ah ♫

¿Quién estará tocando la puerta? – dejo de lamerme y voy a ver, es la señora de las ratas asquerosas; la señora Martha me ve y dice – Pobrecito azabache, ¿Quién cuidará de ti ahora?

¿Cómo referenciar? 
Martin´s, Amarilla. “CANNABY STREET” Revista Horizonte Independiente (columna literaria). Ed. Nicolás Orozco M., 03 jun. 2020. Web. FECHA DE ACCESO

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