Análisis estético de “El huésped” de Camus bajo el concepto de triplemímesis de Ricoeur 

El presente texto comprende un breve análisis estético de la obra literaria El Huésped (1957) de Albert Camus y su relación con el concepto de triplemímesis al que el filósofo Paul Ricœur dedica un apartado en el libro Tiempo y Narración, frente a las nociones de Aristóteles tratadas en Poética.

Tras largos meses de sequía, la llegada abrupta del invierno anuncia simbólicamente un inesperado giro que tendrá la vida de Daru, maestro y protagonista de la obra literaria El Huésped de Albert Camus. El repentino cambio de clima, “sin transición de la lluvia” que preparara su llegada, semejante a la crueldad y miseria del país en que habitaba, trajo consigo una encrucijada moral que Daru debía zanjar bajo órdenes del gendarme Balducci de entregar a las autoridades a un árabe que había asesinado a su primo. Según Balducci, “en tiempo de guerra se hacen todos los oficios”, y el maestro, más que cumplir lo dictado y a pesar de su muy probable incredibilidad, terminaría por ejercer el oficio de Dios, otorgándole al árabe la oportunidad de decidir frente a su propio destino. Entre la opción de someterse ante la ley y la justicia hacia el este, y el camino a una vida ajena a la que él había conocido hacia el sur de cielo azul, el árabe elige el este en el que el sol de la sequía empezaba a divisarse. Daru, antes amante de estar aislado de los otros, terminaría lamentablemente solo como la inmensidad desértica de su país, culpable de haber entregado, a pesar del vínculo formado, a su “hermano”.

El Huésped, gran retrato de lo que significa tomar una decisión -moral o no- frente a inevitables e inesperadas situaciones de la absurda existencia, puede ser analizado estéticamente bajo el lente aristotélico. Las nociones de poiesis, como el hacer/estudiar “arte de la composición”, mythos (o fábula), como la construcción de la trama, y mimesis, a través de medios, objetos y modos, son importantes a la hora de estudiar la obra como un todo. Interesa aquí, el obrar humano, la acción, vista desde el punto de vista tanto del creador como del receptor -lector. En este sentido aristotélico, Paul Ricœur (1913-2005) en Tiempo y Narración retoma el concepto de mímesis, comprendiéndolo en tres momentos clave, el cual será utilizado en el presente análisis estético del cuento de Camus. Vale aclarar que el momento mímesis II es el que funciona tanto de ruptura como de intermediario entre mímesis I (“el antes”) y mímesis III (“el después”), y este carácter mediador de la construcción de la trama en el proceso mimético se dará igualmente entre el tiempo y la narración.

Concentrémonos, en el concepto de triplemímesis y su relación con El Huésped. Para esto es fundamental entender que la trama, en sí, es una imitación -de la significación articulada- de la acción. Se requiere, así, una capacidad previa de comprender e identificar el mundo de la acción a través de tres rasgos propios de mímesis I: sus estructuras inteligibles (semántica), sus recursos simbólicos y su carácter temporal. Por un lado, Camus posee tanto la competencia y aptitud de la comprensión narrativa como de la comprensión práctica, ya que no sólo tiene una familiaridad con la red conceptual -constitutiva de la semántica de la acción- de agente, medio, fin, circunstancia, conflicto, hostilidad, cooperación, resultados del obrar y sufrir (hacia la felicidad/desgracia), entre otros, sino que utiliza este conjunto, bajo la relación de intersignificación, al llevar a cabo “reglas de composición que gobiernan el orden diacrónico de la historia” (Ricœur, 2004, p. 119), propio de la comprensión práctica[1]. Por otro lado, Camus tiene un conocimiento previo a la escritura de la obra de convenciones, creencias e instituciones de su contexto sociocultural y espacio-temporal, es decir, de la red y el sistema simbólico, lo cual permite describir acciones particulares que puedan ser interpretadas; además de incorporar un tiempo narrativo del que no me ocuparé en este corto análisis. La trama de El Huésped sería, entonces, el orden sintagmático que la narración lleva al campo práctico, de transformación[2]. Ya veremos…

“Pese a la ruptura que crea, la literatura sería para siempre incomprensible si no viniese a configurar lo que aparece ya en la acción humana”. (Ricœur, 2004, p. 130)

En mímesis II, con su carácter dinámico de configuración y mediación que hace posible concebir los tres tiempos de la mímesis como un todo, Camus mediaría, extraería o transformaría varios acontecimientos en una historia compleja escrita en El Huésped. Este filósofo “abre el reino del como si” (Ricœur, 2004, p. 130) en el que hace una síntesis de lo heterogéneo en la trama: por un lado, incluye distintos incidentes que producen compasión, temor u otros sentimientos en relación con los personajes del cuento, peripecia y/o agnición, por ejemplo, al llegar el huésped (árabe) a la vida de Daru, que generaría conflicto en el protagonista y cambiaría el rumbo de la historia; así, la trama, que Aristóteles equipararía a la configuración y al qué de la imitación, Ricœur lo caracteriza adicionalmente como concordancia-discordancia. Por otro lado:

La construcción de la trama engendra igualmente la inteligibilidad mixta entre lo que hemos llamado la punta, el tema, el pensamiento de la historia narrada, y la presentación intuitiva de las circunstancias, de los caracteres, de los episodios y de los cambios de fortuna que crean el desenlace (Ricœur, 2004, p. 136).

Ejemplo de este esquematismo de la función narrativa en El Huésped y de su creación de la trama o el mythos, es que Camus presenta una compleja red simbólica de hechos en la historia, a través del modo del lenguaje y la representación del objeto de la condición humana. Recrea un espacio que ambienta los acontecimientos mediante una escritura detallada, que podría asemejarse a su país de nacimiento, Argelia[3]. La acción que considero que imitaría es la libertad de elección que se tiene o la elección que se toma frente a un dilema, problema o cuestión humana, ante la aterradora e inevitable existencia. Esta acción la desarrollaría tanto Daru como el árabe, como se puede ver en la siguiente cita:  

Daru dudó. El sol estaba ya bastante alto en el cielo y comenzaba a devorarle la frente. El maestro volvió sobre sus pasos, al principio un poco incierto, después con decisión. Cuando llegó a la pequeña colina, chorreaba de sudor. […] Daru, con el corazón en un puño, divisó al árabe que caminaba lentamente por el camino de la cárcel. (Camus, p. 16)

Ahora bien, es en mímesis III cuando se presenta, al tiempo, la culminación o finalización de la obra (Aristóteles) y el punto de partida de la transformación (adición de Ricœur), ambos desde un actor externo, el lector. En efecto, mímesis III hace posible la intersección del mundo del texto que escribió Camus, por ejemplo, con mi mundo, en este caso, a través de mi acto de lectura. No habría, por lo tanto, una relación pasiva en el acto de lectura, que requiere de horizonte y referencia, y, así, difiere a la estética de la recepción. Recibo, como lectora, el sentido de la obra y, a través de éste, su referencia en tanto experiencia que lleva el lenguaje, el mundo y la temporalidad que presenta. Al acercarme a esta obra de Camus, mi horizonte de existencia se ha ampliado según Ricœur, es decir, el conjunto de referencias que he tenido a través de todo tipo de textos interpretados transforman esos simples entornos (Umwelt) en mundo (Welt). Soy capaz de re-describir el mundo a través de la obra del filósofo, al interpretarla semántica, simbólica y temporalmente.

La lectura que realicé de El Huésped produce un movimiento que recae en mí, causa un efecto que, por ejemplo, a través de la escritura de este análisis estético también puede llegar a generar otros efectos de acción, creación y transformación. Esta obra y la influencia de su trama, con la que me vinculo emocionalmente, que me llama a reflexionar sobre la libertad humana, la moral, la guerra, y otros aspectos que cargan un simbolismo y una materialidad importantes en mi existencia por el contexto sociocultural en el que me encuentro, generaría en mí -y en otros lectores bajo otros contextos- un cambio interno en el pensamiento y en las acciones y decisiones que de ahora en adelante, tomaré.

Bajo todo lo anterior, puedo afirmar que es posible entender estéticamente la obra El Huésped bajo el concepto de triplemímesis que Ricœur propone frente a su lectura de Aristóteles. En uso de un maravilloso arte de narrar, Camus toma en cuenta los significativos sucesos que tienen lugar en su contexto espacio-temporal, bajo dilemas que pueden ser entendidos social, económica, política, ideológica o moralmente, entre otros. Es decir, responde a su medio y a la actualidad. Adicionalmente es capaz de construir una trama que alude a encrucijadas morales que pueden ser generalizadas como parte de la condición humana, es decir, en la que todas las personas, por una u otra razón, pasan en tanto seres complejos y sociales. En efecto, es un cuento artístico en tanto se configura una acción en la obra y, además, tiene potencial de transformación, lo cual le da grandeza y, asimismo, es bello en su conjunto (belleza en el objeto y no en el sujeto) porque tiene magnitud, es entendible, memorizable, marca la existencia del lector y configura/transforma, en gran o poca medida, su accionar.

Por lo tanto, Camus, como artista escritor, carga consigo una responsabilidad de transformación cultural ligada a sus obras y reflexiones filosóficas, ya que el lector, activo y no pasivo, interpretará y actuará respecto a la lectura que realice de éstas, dándose un cambio del mundo. El artista, relevante para la sociedad, así, debe tener en cuenta su poder de transformación, en tanto puede ser usado de una forma adecuada o no respecto a un determinado sistema de valores de la cultura a la que haga el respectivo lector. Este triple momento de la mímesis hace posible que el artista asuma su responsabilidad, y cree a partir de la imitación de acciones acordes a su contexto sociocultural y su influencia en los otros.

Contamos historias porque, al fin y al cabo, las vidas humanas necesitan y merecen contarse. Esta observación adquiere toda su fuerza cuando evocamos la necesidad de salvar la historia de los vencidos y de los perdedores. Toda la historia del sufrimiento clama venganza y pide narración (Ricœur, 2004, p. 145).

Referencias Bibliográficas

Aristóteles. (1999). Poética (ed.trilingüe Valentín García Yebra). Madrid: Editorial Gredos.

Camus, A. (s/f). El Huesped. Recuperado de: https://archive.org/stream/AlbertCamusPDF/Albert%20Camus%20-%20El%20Huesped%20_djvu.txt

Ricœur, P. (2004). Tiempo y Narración I. Configuración del tiempo en el relato histórico. México: Siglo XXI editores.

Pies de página 

[1] “Las acciones implican fines, cuya anticipación no se confunde con algún resultado previsto o predicho, sino que compromete a aquel de quien depende la acción. Las acciones, además, remiten a motivos, que explican por qué alguien hace o ha hecho algo, de un modo que distinguimos claramente de aquel por el que un acontecimiento físico conduce a otro acontecimiento físico. Las acciones tienen también agentes, que hacen y pueden hacer cosas que se consideran como obra suya, como su hecho; por consiguiente, se puede considerar a estos agentes responsables de algunas consecuencias de sus acciones.” (Ricœur, 2004, p. 116)

[2] “En cuanto provienen del orden paradigmático, todos los términos relativos a la acción son sincrónicos, en el sentido de que las relaciones de intersignificación que existen entre fines, medios, agentes, circunstancias y lo demás, son perfectamente reversibles. En cambio, el orden sintagmático del discurso entraña el carácter irreductiblemente diacrónico de cualquier historia narrada.” (Ricœur, 2004, p. 118)

[3] Ejemplo: “Pero sería difícil olvidar esta miseria, este ejército de fantasmas andrajosos errando bajo el sol, las mesetas calcinadas meses y meses enteros, la tierra contraída poco a poco, literalmente achicharrada, hasta el punto de que cada piedra se deshacía en polvo bajo los pies. Los corderos morían en esa época a millares, y también algunos hombres, acá y allá, sin que muchas veces se llegara a saberlo” (Camus, p. 3)

¿Cómo referenciar? 
Jiménez, Bará, Valentina. “Análisis estético de “El huésped” de Camun bajo el concepto de triplemímesis de Ricoeur” Revista Horizonte Independiente (columna filosófica). Ed. Friedrich Stefan Kling. 10 feb. 2021. Web. FECHA DE ACCESO. 

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