Análisis desde lo arquetípico a la película Joker: ¿héroe por equivocación?

Introducción

Es innegable decir que dentro de la naturaleza humana existen aspectos que son difíciles de comprender a la luz de las tradiciones y postulados morales, nos hacen dudar del sendero bueno y correcto. Muchos de estos aspectos, de aparente contradicción, se contemplan en la vida diaria de los sujetos y se encuentran en un sinfín de manifestaciones artísticas y estéticas que hacen sucumbir al espíritu. Hablamos, pues, de aquellos elementos que solo se vislumbran en estados de aparente inconsciencia y que, sin embargo, constituyen grandes ámbitos que corresponden a lo psíquico: los arquetipos. Para muchos, en ellos se resguardan imágenes, palabras y nombres sin ningún sentido ‒para los pocos psicoanalistas que quedan, rastros del alma originaria, de lo primitivo. Tal es el caso del psicólogo suizo Carl Jung, quien en sus obras atraviesa el encomiable análisis sobre los arquetipos, dejando de lado los, muchas veces, inservibles diagnósticos para centrarse en las profundidades de la psique humana y desentrañar, desde el minucioso seguimiento y análisis, lo que los arquetipos develan en la actual condición del mundo.                                                             

Para autores como Sánchez, el objetivo principal de Jung “era el de darle un asidero espiritual a la psicología, entroncándola con los signos y símbolos contenidos en los mitos, las leyendas y las religiones” (Sánchez, 1961, p. 107). Así las cosas, el suizo asevera, en primer lugar, que lo que es cognoscible para los hombres sobre el problema de la psique, consiste en admitir que le es propio al ser humano poseer un aparato psíquico y, aunque por personal que sea, es colectivo. Es decir, todos los hombres, sin excepción, lo presentan. Para mostrar la real relación entre lo arquetípico y las masas, se trae a colación el filme del director neoyorkino Todd Phillips, Joker[1], en donde se pretende, a partir de la figura del Joker, poner en tela de juicio, desde lo propuesto por Jung y Campbell, la categoría de héroe que recibió tanto dentro del filme, como en la realidad que nos acaece. En ese sentido, Joker nos servirá como objeto de estudio para acercarnos al entendimiento de lo arquetípico, especialmente en la generación de nuevas formas de ser héroe.

¿Qué son los arquetipos?[2]

Dar tratamiento al tema de los arquetipos conduce, necesariamente, a hablar de los sueños. Estos, según las experiencias recogidas a lo largo de la historia, muchas veces presagian sucesos, especialmente catástrofes o guerras. Así, la imaginación del ser humano puede argumentarse en los mitos, es decir, en el desplazamiento sobre el plano mítico. Los mitos corresponden a las capas más profundas de lo psíquico y, si se recuerda, en los pueblos primitivos se curaba gracias al relato mítico, pues se sumía al sujeto en un inconsciente colectivo y éste se curaba: ese era el valor curativo de la medicina mágica a nivel primitivo. En el plano mítico, pues ya que la mitología no tiene procedencia externa, se halla la respuesta y la solución a todas las preguntas y a todos los problemas. A cada virtud le corresponde una sombra y viceversa. Sin embargo, en ocasiones solemos creer en predisposiciones dictadas por el destino, ya sea para actuar correcta o indebidamente. A estas predisposiciones sobre la moral y el comportamiento humano, los hemos de llamar arquetipos[3], estos son formas vacías, patrones de conducta que expresados[4] en imágenes primarias que son arcaicas y colectivas. En ese sentido, ser bueno o malo no representa en sí mismo ningún mérito o sacrificio, pues esto depende de los arquetipos que acompañen al sujeto y depende, además, de cualidades astrológicas, como el día y el lugar de la estación en que ha nacido. Al final, todos estos datos deben ser tenidos en cuenta para interpretar un sueño, pues como advierte el psicólogo “hay que sumirse en la oscuridad” (Jung, 1934, p.210) pues los sueños están rodeados de oscuridades y los sueños que se creen simples y sencillos, son los que más secretos esconden a la hora de ser analizados. Entre otras cosas, hay algunas representaciones de mitos que no se desprenden de una experiencia externa, sino más bien de una necesidad del alma, por ejemplo, la tendencia a un equilibrio puede ser expresada en el sueño con símbolos antagónicos y que se contrapongan. En esta zona psíquica, el inconsciente colectivo es una capa forjada a lo largo de las edades en los mitos y es común a todos los hombres (todos somos susceptibles de experimentar en los sueños elementos míticos originarios) y no se engendra de experiencias individuales. Todo esto se debe a que es innato y propia de la naturaleza del hombre. Esta estructura psíquica, en la que residen símbolos y arquetipos, tiene las huellas y el rastro en la historia de antaño; a partir de lo que se guarda en el inconsciente se puede reconstruir la historia de la humanidad, pues el pasado persiste en la psique humana.

Ahora, sobre los símbolos Jung señala que “estas manifestaciones (imágenes simbólicas) son las que llamó arquetipos. No tienen origen conocido.” (Jung, 1995, p.69) de ahí se podría decir que los símbolos y los arquetipos tienen una relación muy estrecha y casi indisoluble, aunque merece la pena aclarar, nuevamente, que los arquetipos no son imágenes, nombres ni palabras, son figuras vacías, inexpresables e inaccesibles, pero que, para nuestra comprensión, los hemos entendido como estos. Los símbolos develan procesos vitales psíquicos y se manifiestan en forma de término, nombre, pintura, etc., denotando connotaciones específicas, diferentes al significado vulgar. Pero, lo interesante de ellos es que, al analizar los sueños, es posible mediante lo simbólico lograr encontrar las sombras, es decir, los complejos.

iii. Lo arquetípico en Joker: el problema del héroe

Ya habiendo repasado lo que son los arquetipos y su relación con los sueños, es menester decir que no necesariamente los arquetipos se presentan en el contenido onírico. En la literatura, en las diversas manifestaciones artísticas, como lo es el campo cinematográfico, los guionistas, productores y escritores, hacen de su narrativa una exposición arquetípica a partir de la caracterización de sus personajes. Casi siempre en las historias encontramos dos figuras, antagónicas, en las que se sitúa la imagen arquetípica: el héroe y el villano. Los espectadores, o lectores, tienden a reconocer cuál es cuál a medida que avanza la historia y ponen en descubierto sus verdaderas intenciones. En el caso de la película Joker, el héroe[5] es representado por un trastornado sujeto quien, desde un inicio, muestra en su cotidianidad las injusticias que sufre a raíz de una sociedad violenta y estúpida. Para empezar, el evidente problema mental del personaje[6] hace dudar de su verdadera capacidad heroica, pues la tradición en la que descansa la imagen del héroe no enseña que los hombres locos puedan ser los redentores del mundo. Al contrario, la locura del héroe es aparente porque el mundo, la sociedad, las reglas políticas, no están listos para comprender sus hazañas y, por tal motivo, se le tilda de loco. Pero esta no es la situación de Arthur Fleck, hombre que encarnará más adelante al Joker; su condición mental es notoria, acude a terapia, admite su propio problema, sin embargo, nada de esto lo relega de sus patologías. 

Por otro lado, es usual que en las narraciones mitológicas se presente la figura del héroe en medio de un Axis mundi, un lugar extraterrenal en donde se genere la disputa por la salvación, el tesoro o la recompensa. Nada de esto aparece en la película, ya que toda la trama se realiza en una ciudad con graves problemas políticos y sociales, en donde la corrupción y la injusticia son las consignas de sus dirigentes. Más real y cercano no puede estar retratado el escenario de Joker con el mundo real, quizá, por tal motivo, el espectador aprehendió con mayor facilidad las circunstancias en las que se veía envuelto el protagonista. 

Es propio también, de los héroes consagrados en las historias, ejecutar las acciones redentoras y de salvación: al salvar al mundo se salva a sí mismo; al salvarse a sí mismo, salva al mundo. La redención es un punto clave para engendrar a un héroe, pues son sus gestas en pro del equilibrio y las justicia, los que constituye a los héroes en sí mismos. Empero, Arthur Fleck, después de una transición marcada por varios hechos, resuelve en que Gotham ‒ciudad en la que se desarrolla el filme‒ está subsumida en maldad e injusticia a causa de las pésimas administraciones políticas. No obstante, en ningún momento se precisa que Fleck decida combatir a las autoridades y a los candidatos electorales, como a Thomas Wayne[7], con el propósito de redimir las culpas de una sociedad en decadencia y crear, posteriormente, una sociedad más justa. 

Al contrario, los fenómenos “heroicos” desatados por Arthur se corresponden a la propia defensa personal, ya que es atacado curiosamente por un grupo de jóvenes de la alta sociedad. Gotham asume el asesinato de estos, como un símbolo de justicia, en donde debe erradicarse el maltrato y la violencia hacia aquellos que menos tienen. Sin embargo ¿qué hubiese pasado si los jóvenes fuesen de estratos económicos bajos y vulnerables? ¿Gotham también señalaría este acto como un acto de justicia social? Todo héroe debe tener una intencionalidad para realizar sus hazañas. Muchos quieren salvar a su pueblo, a su familia, a sus amigos, etc., a otro que sufre. Aquí, el supuesto héroe actúa desde sí y para sí mismo, le molesta las injusticias porque es él quien las padece. Pero, si no fuese así ¿actuaría, acaso, en defensa de los otros?

Finalmente, el actuar de los héroes que albergan las diferentes mitologías, enseña que el actuar de estos debe ser, necesariamente bueno, justo y moral. No es propio de la naturaleza de los héroes que ellos cometan acciones malvadas y no es, mucho menos, correcto justificar tales acciones. Como se había dicho con anterioridad, el protagonista sufre una serie de trastornos que, a lo largo del filme, se van esclareciendo. Sin embargo, dentro de su comprensión, premedita una serie de acciones que no pueden ser aceptadas en la figura del héroe. Arthur, ya en la personalidad de Joker, comete una serie de asesinatos, además del homicidio múltiple[8] en el tren,  que, para el público y en el contexto de Gotham, estarían justificados: el asesinato de su madre quien, sumergida en sus problemas mentales, permitió una serie de abusos a su hijo y le provocó su actual condición. El asesinato de uno de sus compañeros de trabajo quien, con propósitos malvados, le dio un arma a Fleck, aun sabiendo que este no podía portarlas. Aquello le provocó un incidente laboral a Arthur, por lo que pierde su trabajo. Finalmente, el asesinato en vivo[9] de Murray, el famoso conductor de un programa de televisión, quien, aparentemente, invita al Joker para una entrevista, pero, en realidad, solo quería exponerlo y hacer de él un objeto de burla. 

Así las cosas, se puede observar que, según algunos criterios que debe cumplir el héroe típico, el Joker no lograría alcanzar tal categoría debido a diferentes sucesos y acciones que harían de él, más bien, un antihéroe y no un emblema digno de admirar por sus cualidades morales. Sobre el antihéroe, algunos autores sostienen que “no es un héroe ni villano, sino el cúmulo de ambos representado por un personaje repleto de complejidad que lo convierte en un ser fascinante y realista.” (Galindo, 2015, p. 7). Es decir, algunos de los asesinatos cometidos por el protagonista tuvieron repercusiones en el ámbito social motivando a los ciudadanos de Gotham a desatar una ola de violentas protestas, la actuación de este no deja de ser reprochable. Hay una transición: del héroe caso divino, al héroe humanizado que comete errores y que, en ocasiones, se comporta cual villano. 

Conclusiones

A modo de conclusión se puede observar que, en primer lugar, muchas veces creemos percibir en algunas personas, personajes, dirigentes, etc., determinados arquetipos, cuando en realidad, en consecuencia, con su actuar, no lo son. En segundo lugar, que otorgarle la categoría del “elegido”, “el iluminado” o “el justo” a una persona crea casi de inmediato, transferencia, pues las personas ven lo que desean y no la verdad cuando están inmersas en situaciones de contagio emocional, tal como sucede en las masas. Ante esto, se considera que las acciones colectivas en estados de euforia e ira son suscitadas por aquellos a quienes un grupo considera como el héroe. Ese fue el caso de un simple y trastornado ciudadano de Gotham quien, por azar, mata a ciertas personas que representan todo lo que el grupo social más bajo odiaba, se transformó en símbolo de revolución y justicia. Tal fue la transferencia y el contagio que el protagonista tuvo que, en la vida real, en las fechas de su estreno, en manifestaciones de todo el mundo se utilizó imágenes del Joker para señalar su inconformidad con los gobiernos y para resaltar el papel del villano[10] y transfigurarlo a un supuesto héroe que, como se observó, no existe. Además, recuérdese que uno de los propósitos del mito del héroe es “la conquista de la individualidad frente a los poderes regresivos del Inconsciente, y segundo, es la expresión simbólica que mejor se manifiesta: el proceso de individuación” (Amaro, 2015, p.4). Es decir, el objetivo psíquico, según la concepción de Jung, que es mejor expresado, se encuentra en el arquetipo del héroe. Empero, nuestro supuesto héroe en análisis no permite vislumbrar un abandono de su yo contenido enteramente en el inconsciente, ni mucho menos llega a establecer un sistema psíquico separado y enfrentado al inconsciente como sistema consciente[11]

En últimas, el Joker tiende a representar más a un antihéroe que a un verdadero héroe. Pero claro, esto solo es posible en el filme de Phillips, todos saben cuan ruin y cruel puede llegar a ser Fleck en las otras obras cinematográficas. Allí, el antihéroe que existía queda por completo destruido.

Referencias bibliográficas

– Amaro, A. (2015). El mito del héroe (tesis de doctorado). Universitat Pompeu Fabra, Barcelona, España.  

-Galindo, L. (2015). El atractivo del mal: la figura del villano en la ficción televisiva actual (tesis de pregrado). Universidad Politécnica de Valencia, Gandía, España.

-Jung, C. (1995). El hombre y sus símbolos. Traducción de Luis Escolar Breño. Primer capítulo: Acercamiento al inconsciente. Paidós, España

-Jung, C. (1934). Los complejos y el inconsciente. Traducción de Jesús López Pacheco. Segundo capítulo: Reconquista de la conciencia. Zurich, Altaya.

-Saiz, M. y Amézaga, P. (2005). Psiconeurociencia arquetipos. Construyendo un diálogo entre psicología analítica y neurociencia. Psicología USP. 16(3). Montevideo, Sociedad Uruguaya de Psicología Analítica.

-Sánchez, L. (1961). Carl Gustav Jung. Al profesor Honorio Delgado. Revista colombiana de psicología. Bogotá, Universidad Nacional de Colombia.

Pies de página: 

[1]  Filme estrenado en el año 2019 para presentar a uno de los personajes más importantes del universo extendido de DC Comics. 

[2]  Basado en el acápite v. A modo de corolario: símbolos y arquetipos, el núcleo de los sueños, que alguna vez con anterioridad, fue presentado.

[3]  Hay autores como Saiz y Amézaga que, al estudiar historia de la psicología, reconocen en la propuesta de Jung lo arquetípico como un sistema “el sistema que cada patrón organiza convenimos llamarlo sistema arquetípico” (Saiz y Amézaga, 2005, p.101)

[4] Más bien una forma sencilla de comprender la expresión, porque, recuérdese, el arquetipo no es expresable.

[5] Héroe en apariencia, su designación responde a propósitos de orden en el hilo conductor.

[6] Risa histriónica, depresión y una posible esquizofrenia. 

[7]  Padre de Bruce Wayne, es decir de Batman

[8] El caso de los jóvenes adinerados.

[9]  Hecho que, puntualmente, provoca sucesos de violencia en la ciudad y conduce al asesinato de Wayne y su esposa, por parte de uno de los manifestantes. La muerte de Wayne, entre otras cosas, convertirá al Joker en el eterno enemigo de Batman, sin embargo, esto no se evidencia en el filme. 

[10]  Porque así se presenta en las anteriores sagas a Joker, como en The Dark Knight.

[11] En pocas palabras, no hay individuación.

¿Cómo referenciar? 
Gamboa, J. Laura. “Análisis desde lo arquetípico a la película Joker: ¿héroe por equivocación?” Revista Horizonte Independiente (Columna filosófica). Ed. Nicolás Orozco M., 04 abril 2022. Web. FECHA DE ACCESO. 

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