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Cerebros destruidos

¿Cómo diferencias en una despensa, un fruto esculpido con cera, de otro que fue recogido del árbol? Si el modelo de cera ha sido elaborado a partir del fruto real y ha sido perfilado de la manera más pulcra y más escrupuloso para borrar hasta las diferencias más pequeñas en comparación con el original; el resultado es una fruta más atractiva y agradable a la vista, pero falsificada. Justo así es el psicópata dentro de la sociedad.

Los síntomas clave de un psicópata a nivel emocional son: una mente y emociones superficiales, una personalidad egocéntrica, una falta de culpa y de empatía, y suele ser manipulador y mentiroso; a nivel social los síntomas son simplemente irresponsabilidad y conductas antisociales.

Comencemos por la falta de remordimientos o de culpa. A los psicópatas no les interesa si sus acciones tienen efectos lamentables para las demás personas; de hecho, utilizan la culpa como un mecanismo para manipular a la gente, con la expresión de ella solo buscan controlar las conductas de los otros, haciendo creer a los demás que se arrepienten para que se les concedan algunos beneficios. Es más, cuando no demuestran culpabilidad, se esconden tras argumentos que les hace ver como los héroes por lo hecho, como si la persona afectada pudiese obtener algún beneficio por el perjuicio o como si su acción repercutiera de manera positiva. También pueden pasarse por víctimas, como obligados a actuar de ese modo de acuerdo a las circunstancias.

En muchas ocasiones, en general si el psicópata ha logrado establecer alguna relación a largo plazo, este realiza una deformación de la realidad que envuelve a la víctima como a sí mismo. Esta situación va de que el psicópata le hace creer a la víctima que debe comportarse de tal modo o hacer tales cosas porque de ello puede resultar algo beneficioso, o que las cosas sucedieron de tal modo porque la otra persona tuvo la culpa. Lo anterior se ejerce de modo que el psicópata no muestra interés por el daño que causa y la victima refleja las emociones y sentimientos que su victimario espera ver.

Los psicópatas toman a los demás como propiedades y los coerce a responderle según su satisfacción. Suele suceder también, que un psicópata se sirva de otro para actuar, como una alianza en la que uno es frio y calculador, y el otro actúa de maneras violentas y salvajes para cumplir con los objetivos propuestos por el primero.

Es curioso el carácter superficial de las emociones que poseen los psicópatas, pues de hecho ellos tienen un instinto de supervivencia solo consigo mismos, pues si después de sus acciones resultan lesionados culpan a sus víctimas y les reprochan que el daño causado no ha sido tan grave como el que ellos mismos sufren. Además, son conscientes de que son faltos de ciertas emociones –y no les interesa tenerlas- y suelen confundir esas emociones que poseen, con otras que debieran poseer.

Las emociones de los psicópatas son demasiado superficiales, tanto así que aparecen en las respuestas a las necesidades inmediatas, son como interruptores que se encienden y se apagan según el propósito y la situación; se usan a conveniencia según lo que quiera reflejar a sus víctimas o a sus investigadores.

Los psicópatas no tienen un curso de acción basado en la conciencia emocional, no tienen ese “hazlo y te arrepentirás” o “hazlo y no te arrepentirás”; a ellos no les interesa lo que vaya a suceder; nosotros, – o bueno, los no psicópatas-, sentimos temor constantemente, por tanto, en nuestras acciones calculamos las consecuencias de modo que reduzcamos el miedo y el riesgo, pero aquellos no. Un delincuente, por ejemplo, planea las cosas de acuerdo a las posibilidades de ser descubierto y por la razón que sea – por el daño causado o por el ser descubierto- se arrepiente o se siente culpable, un psicópata no.

 

Un psicópata actúa de modo que siente que debe hacerlo, no piensa, no planea, solo actúa y no actúa por razones, actúa por impulso a causa de la motivación por conseguir una satisfacción o alivio que de igual modo como la respuesta, es inmediato por lo tanto su futuro o su pasado les interesa muy poco, vive el momento, vive el presente y actúa en el momento de modo que sienta que debe hacerlo; de eso va, que sean impulsivos. Un psicópata también tiene una necesidad de excitación constante, es decir, se arriesga a ser descubierto y coquetea con esa idea. Viene y va provocando a las autoridades y se muestra tranquilo cuando se le interroga. Ahora bien, ¿tiene moral? O ¿algo falla en su moral?, en definitiva, algo en el interior del psicópata falla, procedamos a ver de qué se trata.

Eso que hace falta en el psicópata, es la conciencia; la conciencia se construye en la socialización y funciona como un policía interno que ayuda a resistir las tentaciones y a sentir culpa cuando esa resistencia falla. Va de la mano con las normas interiorizadas y las reglas de la sociedad que sacan de cada individuo aquello que la sociedad espera ver en él.

Como mencionamos anteriormente, los psicópatas, ni el miedo, ni la ansiedad pueden sentirla, ¿a qué se debe? podría ser a causa de la falta de castigos durante la infancia, ¿en qué concluye? En una falta de conciencia que ocasiona que ningún castigo tenga efecto para disuadirle de satisfacer sus deseos. Siguiendo a Nietzsche, en su segundo tratado de La genealogía de la moral, podemos hablar de una psicología de la conciencia, en la que se relacionan la culpa, la mala conciencia y el castigo o pena; estos componentes convierten al animal- hombre en un sujeto moral a través de la creación de la conciencia moral. 

La pena o el castigo juega un papel importante y aparece como uno de los trasfondos más antiguos de la cultura, pues constituye una manifestación de la crueldad hacia alguien que ha cometido a su vez algún daño. Esa crueldad impresa en las penas lo que busca es el alargamiento de la memoria, hacer doméstico al hombre, así no le haga mejor.

La importancia de este asunto, es que la culpa que debiera sentir el individuo tras obrar de un mal modo, debiera traducirse a un tipo de deuda ya sea del individuo con la víctima o del individuo ante los jueces y el pago de esta, será el castigo, lo cual nos llevaría a suponer que un individuo debiera actuar de modo que no sienta culpa y por lo tanto de modo que no pueda ser castigado, pero no sucede así en la mente de un psicópata.

Carecen también los psicópatas de una experiencia emocional, que les permite reproducir la pantomima del sentimiento, pero no le brinda el sentimiento como tal. Esto lo que causa es que las situaciones, las palabras, las expresiones y demás factores que se le presenten, no serán cargados de emocionalidad, sino que serán tomados como palabras, situaciones y expresiones; esto explica que tengan facilidad para engañar, pues el lenguaje es falto de emocionalidad y también explica que no pueda tener diálogos consigo mismo.

Esta falta de conciencia es una desventaja si se le compara con los demás, pues el psicópata carece de culpa y de remordimiento; entiende las reglas intelectuales del juego, pero no las reglas emocionales, como si estuviese un poco antes del desarrollo que todos lo demás si consiguen. ¿a qué se debe ese fallo con respecto a entender las reglas?

Según Robert Hare, un psicópata puede tener el origen de su síndrome en la educación que se le ha dado, una formación en la niñez que se vio atravesada por alguna situación difícil o algo parecido. Hablar del origen de la psicopatía es muy difícil, ya que puede deberse también a la naturaleza del individuo, a alguna modificación que tuvo en el vientre de la madre o a una configuración diferente en su mente, pero el hecho es que no respeta las normas sociales, aun cuando tiene conocimiento de ellas.

Bueno, eso declaran algunos, otros sencillamente actúan de modo en que lo hacen porque no establecen sino fines, acortando los medios; es decir, su finalidad o el porqué de su actuar siempre será la auto-gratificación a expensas de otra persona, pero no evaluarán si en el recorrido tendrán que robar, matar, herir o manipular, solo se preocupan por conseguir la satisfacción que requieren y dejar lo demás como una eventualidad, como un infortunio o por el contrario como algo que debía suceder.

Si concluimos hasta ahora que lo que le hace falta al psicópata es la empatía, o los sentimientos puros y no superficiales, o la conciencia ¿cuál es el modo de desarrollar estos componentes en el sicópata o de subsanar esas fallas? Robert Hare propone que para sanar o reducir los daños que un psicópata pueda ocasionar, primero no sirven las terapias ni los tratamientos; esto porque el psicópata puede fácilmente engañar y manipular con las pruebas y los resultados, cosa que llevará a sus cercanos a tratarle diferente y a qué crean que ha mejorado o cambiado. Segundo lo que se debe hacer es convencerles de que ese modo de actuar que ejercitan, para nada va a favor de sus intereses, y que lo que suceda tras ese actuar será sola responsabilidad de ellos. Se les debe mostrar de qué modo pueden usar sus fuerzas y sus capacidades para servir a la sociedad y no para atormentarla. Puede que eso no funcione, personalmente no lo creería, un psicópata es experto en manipular con sus palabras faltas de emocionalidad, así que puede hacernos creer que está bien por un tiempo y después retomar sus andanzas.

Entonces ¿tiene una moral abreviada? Yo digo que sí, ¿puede remediarse? Yo digo que no y mis respuestas resultan de lo siguiente.
Resulta que tenemos dos tipos de moral, la moral objetiva, indica que no depende del individuo identificar que acción es buena y que acción es mala. Hay un estándar, cómo las normas sociales, que determinan si una acción estuvo bien o estuvo mal. La moral subjetiva, por su parte le da libertad al individuo de decidir que está bien y qué está mal. Además de llamarse moral subjetiva, se conoce como relativismo moral.

Este último podemos relacionarlo con la teoría moral que propone Hume, dado que para él la moral no es un asunto racional, es un asunto sensible. Resulta que, según lo expone el autor, es preferible una moralidad que procure el placer y evite a toda costa el sufrimiento. Actuando de ese modo se promueve el estado de un individuo como placentero o como dolorosos, es por ello que las valoraciones morales respecto de bueno y malo, deben corresponder con los estados sensibles, con aquello que presente dolor o placer cuando se realiza o se experimenta. En resumen, son las sensaciones las que nos suscitan de qué modo debemos actuar, entonces ha de coincidir que se experimente placer cuando se actúa bien y se experimente dolor cuando se actúa mal.

Relaciono lo anterior, con mi afirmación de que no es posible curar a un psicópata, esto es porque para el psicópata, su ejercicio no está mal. Este individuo cumple con las leyes que el mismo ha diseñado y a estas jamás ha faltado. Los psicópatas en la infancia no modifican sus deseos ni se interesan por las necesidades de los demás; puede deberse como decíamos anteriormente, a la educación recibida o al contexto de su formación. Para ellos las reglas y normas de la sociedad, las necesidades y expectativas son solo tropiezos que impiden expresar sus inclinaciones y deseos; lo que hace un psicópata con las reglas y normas morales es tomar unas tijeras enormes y hacerlas picadillo como si fuesen de papel, no se muestran como preceptos racionales ante él, sino como límites que hay que quebrar.

Son más libres, podríamos decir, toman las normas y restricciones que les apetecen y modifican lo que quieren para seguir presos de sus instintos y sus pulsiones. Su código moral, aunque diferente del código moral de la ciudadanía, está dotado de normas, de principios y de restricciones, que acata él mismo y con el que ha aprendido a moverse entre los otros códigos que quieran imponerse, como haciendo cuenta de que no están. De hecho, no es posible encontrar una cura a un psicópata porque esté juega bajo sus propias normas, es como querer que un niño recuerde las reglas de un juego en el que jamás participó. Para ellos sus acciones están mediadas por su naturaleza y no modificará su actuar a menos que esto le sirva para sus intereses personales, no dotará de sentimientos unas reglas, porque para él no son más que palabras. Para los demás, las conductas del psicópata son des-adaptativas, pero para él, está actuando justamente como debiera.

Para concluir diré que un psicópata podría ser cualquiera, tu vecino, el que te atiende en la esquina, el que te da clases de filosofía práctica, ¡cualquiera! y solo podrá reconocerse cuando tenga una larga lista de crímenes por la cuál es buscado y que posteriormente se descubrirá que tiene las mismas características que aquí enunciamos; actúa según se le dé la oportunidad, no tiene criterio alguno para actuar de un modo en alguna situación y de otro modo en otra situación. Lo que obtiene siempre es satisfacción, a una necesidad de goce y de placer, actúa como un joven que necesita drogas y hace lo que sea por un poco. Tiene una moral, que se la ha establecido él, para sí mismo y por tanto no hay manera de solucionarlo. Juega bajo sus propias reglas un juego que el mismo ha inventado, juega solo pero en ese juego perjudica a varias personas.

¿Cómo referenciar? 
Martin´s, Amarilla. “Cerebros destruidos” Revista Horizonte Independiente (columna filosófica). Ed. Nicolás Orozco M., 03 jun. 2020. Web. FECHA DE ACCESO. 

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