Sobre el amor y otros problemas

Me despierto hoyen mi cama, me sientovacío y mareado. En mi cabezasolo está el ruido de un pasado escritoy un futuro que he destruido, ¿deboarrepentirme? no sé por qué debe ser tan difícil amar a alguien, aun así, debo seguir firme enmi decisión y descubrir lo que me depara el futuro. Me despierto hoyen mi cama, me siento vacío y mareado. En mi cabeza solo está el ruido de un pasado escrito y un futuro que he destruido, ¿debo arrepentirme? no sé por qué debe ser tan difícil amar a alguien, aun así, debo seguir firme en mi decisión y descubrir lo que me depara el futuro. 

Recuerdo como comenzó todo, de una mirada a un baile, del baile a los besos, de los besos a un camino juntos. Cómo me hacen falta aquellos besos, cuánta falta me hace el amor. Siempre tuvimos desniveles, era una montaña rusa entre el clímax de estar enamorados y el dolor de las discusiones, de las decepciones. Hoy siento que pasó tanto tiempo, pero a la vez tan poco para todo lo que teníamos planeado, ¿no debí haber huido? ¿lo mejor hubiera sido seguir? maldita sea, mi cabeza me duele mucho, mis ojos también. Odio tener tantas dudas, pero es mi maldición, la única cosa segura que conozco es el hecho que un día moriré, del resto todo son dudas puesto que sé que moriré, más ansiedad me causan el hecho de vivir, quiero vivir normalmente, ser feliz. Con ella lo era, muchas más veces de las que le admití. En realidad, fui muy feliz, aunque las discusiones nunca faltaron, eran el pan de cada día. Pero cuando estábamos cerca, me sentía protegido y amado, tal vez lo que más daño nuestra relación fueron mis inseguridades, el hecho de que no quería sentirme tan amado y que alguien entregará tanto por mí. ¿Soy suficiente? mil veces me lo pregunté, mil veces respondí que no era lo que ella merecía, que lo mejorera alejarme para dejar que ella pudiera encontrar alguien que sí estuviera a su nivel, alguien que la proteja, que la haga sentir femenina, tal como ella me lo decía.

Yo no pude lograrlo, maldito sea yo. Odio bastante sentirme tan roto por dentro, estoy fragmentado en la tristeza y el desvalorar. ¿Tal vez debería pedirle perdón? sí, creo que sería lo justo por todo el daño que le hice pasar. Todos estos pensamientos han cruzado mi mente mientras aun sigo en mi cama, el día va avanzando, pero yo sigo aquí, decaído, pero ¿cuándo no lo estoy? de alguna manera esta última pregunta me causa gracia.

Decidí coger mi celular y ver fotos, ‒no tengo muchas fotos de los dos, me arrepiento de eso‒ dije en voz baja mientras pasabalas fotos, cada una la detallé como nunca lo había hecho, ¿por qué valoramos más cuando ya no estamos? la pérdida nos hace ver cosas que antes no veíamos, la tristeza nos regala una nueva mirada, si el amor es ciego el desamor tiene vista perfecta. Eso lo sé hoy, cada mensaje, su última carta, nuestras fotos, todo eso me llevan al dolor de los detalles. Apagué mi celular, las lágrimas comenzaron a bajar, así que fui al baño, mis ojos están sin brillo, están rojos, mis parpados están caídos y al verme no puedo dejar de pensar que estoy decayendo.

‒Debes seguir, tú mismo lo decidiste.

Lo digo viéndome al espejo, enfrentándome a mi decisión. Tal vez por eso soy tan propenso a dejar que los demás decidan, no soy capaz de cargar con el peso de decidir, menos ahora que el peso es no sólo un corazón roto, sino dos. Me pregunto qué estará haciendo ella en este momento, no quiero imaginarme si ha llorado, creo que sí y hasta más veces de las que yo lo he hecho. Salí del baño y me senté, puse música a todo volumen, decidí musicalizar mi tristeza, esta sería la parte cursi de una película romántica, lástima que esto es real. Con la música alta mi mente sigue pensando en ella, pensando en el pasado. Cuánto tiempo llevamos juntos, cada caminata, estar en su cama viendo TV, yo era feliz solo con eso, con estar a su lado acostados simplemente relajados. Dejando que el mundo siguiera su curso mientras nosotros estábamos juntos, pero ella quería más, quería más aventuras en su vida, algo que yo no supe darle. Sigo sentado, con la mirada a mi techo blanco, perdiéndome en todos mis pensamientos, ‒tal vez lo que hago sea autosabotaje‒ es lo que me digo en voz baja, pero no puede serlo, yo decidí porque creí que fue lo mejor.

Sigo viendo al techo, pensando en ella, una mujer decidida que sabía que vida quiere, mientras tanto yo alguien que va improvisando en la vida. Extraño su piel blanca y suave, podía consentirla por horas y jamás me cansaba, tocar su piel, oler su piel, ver como se erizaba cuando la tocaba, era lo mejor. Pero ya no pasará otra vez, me arrepiento de no haberla consentido más, no haber hecho más planes juntos.

Decidí levantarme del asiento‒tal vez debería llamarla‒ pensé en voz alta, pero sería estúpido, por qué debería complicarle la vida y complicarla a mí, porque arruina su día con mi presencia. Lo intente, de verdad lo hice, soñé con una vida junto a ella y me ilusione, pero mi cobardía ganó, aún no estoy preparado. Ella sufrió por mi indecisión, por no querer ceder al cambio. Es ahí donde me doy cuenta que nuestra diferencia de edad si fue importante al final, ella ya quería una familia mientras que yo sigo pensando en graduarme algún día. Estoy dando vueltas por toda mi sala, no sé qué hacer y la ansiedad me está ganando. De repente escucho mi celular, es un viejo amigo preguntándome si estaba bien, si quería salir a caminar.

‒Nos vemos en media hora.

Eso le dije y colgué, así que me comienzo a alistar para salir, tome un baño. Mientras cae el agua caliente mi mente se queda en blanco, solo disfruto la sensación del agua. Salgo, me seco y camino hasta mi habitación, me pongo una sudadera y una camiseta negra. No me pregunten hacia dónde voy, porque no lo sé, así que simplemente seguiré adelante, mientras me pongo una chaqueta y busco mis llaves. Hubo un pensamiento que cruzó mi mente: 

‒Debería escribir sobre ella.

Después de pensar esto abro la puerta y decidí salir mientras pienso en ella una vez más y en lo que debería escribir. Salí del apartamento y cerré la puerta.

¿Cómo referenciar?
Solarte D., Brayan. “Sobre el amor y otros problemas” Revista Horizonte Independiente (columna literaria). Ed. Nicolás Orozco M., 24 nov. 2021. Web. FECHA DE ACCESO. 

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